Perfil geográfico: Criminología ambiental y la hipótesis del círculo

Autor: Jairo Sánchez Gómez

Resumen

En la actualidad son muchas las voces que se aventuran a la hora de hablar de perfiles criminales, escenas del crimen, víctimas etc. Sin embargo, ¿tenemos claro de que estamos hablando?, ¿Tenemos realmente claro que es el perfil geográfico?

Palabras clave

Perfil geográfico, criminología, hipótesis del círculo, víctima.

PERFIL GEOGRÁFICO

El perfil geográfico puede definirse como una técnica de análisis de la actividad espacial o geográfica de los delincuentes aplicada a la investigación criminal. [1]

“Es la aplicación de técnicas de análisis de la actividad espacial o geográfica de los delincuentes a la investigación criminal. Estudia cómo se desplazan los delincuentes a la hora de cometer sus agresiones, y mantiene la teoría de que esos desplazamientos están muy condicionados por la experiencia que el asesino tiene de la zona en la que vive, lo que se denomina el mapa mental”.[2]

“Un mapa mental es el esquema o mapa que un sujeto ha hecho en su cabeza de la zona en la que se desenvuelve”.[3]

Este esquema cognitivo nos permite adquirir, codificar, almacenar, recordar y manipular información sobre nuestro entorno.[4]

Generalmente esta técnica suele usarse en las investigaciones de delitos seriales en los que la policía no cuenta con pistas ni indicios, pero no todo son ventajas, el perfil geográfico cuenta con una serie de limitaciones, debido a que no es una ciencia exacta, sino que siempre habla de probabilidades.

En línea de lo expuesto por Garrido[5]en cuanto a que hay muchos asesinos en serie que siguen una lógica definida a la hora de decidir donde cometen sus crímenes en función a una lógica de costes beneficios. Cuando una persona invierte un esfuerzo importante en algo, elegimos el lugar donde realizar la inversión con el objetivo de minimizar los costes, siempre en relación con los beneficios.

El objetivo de los asesinos es matar, y los costos se derivan del riesgo que tienen de ser detenidos por la víctima o la policía, este es el motivo por el que muchos deciden desplazarse a zonas en las que se sienten más cómodos, o más seguros a la hora de realizar los crímenes, siguiendo la línea, por ejemplo, de que los asesinos tienen a atacar cada vez más lejos de casa.

Según Felson y Clarke,[6] los agresores toman decisiones antes de cometer un delito, teniendo en cuenta la oportunidad, la percepción anticipada de la recompensa y el nivel de riesgo al que se tienen que exponer.

Criminología ambiental

Podríamos definir la criminología ambiental, con la ayuda de lo aportado por Brantingham y Brantingham en el año 1984,[7] como la ciencia que se dedica a estudiar los sucesos criminales como el resultado del encuentro de criminales motivados con objetivos delictivos potenciales en puntos específicos del espacio y el tiempo.

La criminología ambiental será la encargada de estudiar como ocurre la delincuencia en determinados lugares y sitios, destacando la teoría de la proximidad, que indica que los delincuentes tienden a actuar lo más cerca posible de su hogar, ya que en relación con la teoría de coste-beneficios anteriormente contemplada, será su mayor zona de confort y por tanto en la que más seguro se encuentran a la hora de actuar.

Teoría de las actividades rutinarias

Además de la teoría de coste-beneficio, habrá que comentar la teoría de las actividades rutinarias.

Según Cohen y Felson, el delito ocurre cuando un delincuente y un objetivo o víctima se encuentran al mismo tiempo y en el mismo sitio sin un vigilante o guardia.

 Esta teoría vendría a exponernos que los agresores, igual que el resto de las personas, tienen a moverse por los mismos lugares, es decir donde realizan las actividades de su día a día, por lo tanto, se puede detectar una cierta estabilidad en cuanto a su movilidad geográfica.

No servirá con que se produzca alguno de estos tres factores, sino que será necesario de manera obligaría que se den los tres para que se produzca el delito.

Por ello que la teoría de las actividades rutinarias se encuentre con una corriente crítica, que argumenta que al ser una teoría “macro” nos habla de la probabilidad de ser víctimas, pero sin embargo no nos dice nada sobre quiénes son los delincuentes, y sabemos que entre víctima y delincuente existe una correlación, por lo que los resultados de la actividad rutinaria podrían llevarnos a engaño.

Hipótesis del círculo.

Canter encontró que entre el 50% y 75% de los violadores de su estudio Vivian en un área que podía ser definida por un círculo cuyo diámetro uniera los lugares más alejados donde había atacado, a lo que denomino la hipótesis del círculo. [9]

Canter y Larkin por su parte, comprobaron que, dibujando un círculo cuyo diámetro fuera la distancia entre los dos crímenes más alejados de un agresor serial, podría restablecerse el lugar donde reside el agresor.[10]

En el estudio de Canter, este se dio cuenta de que todos los agresores partían desde el punto centro, que se denominara punto de anclaje, que normalmente es su hogar y se desplaza de forma radial para cometer los crímenes, y una vez cometidos vuelve, dándoles el nombre de merodeadores a los seriales que actuaban de este modo.  A los agresores que no Vivian dentro del círculo sin embargo se los llame viajeros.

La distancia entre los lugares de los hechos estaba relacionada proporcionalmente con el domicilio del agresor, de forma que lugares muy alejados entre sí, se encontraban también más alejados del domicilio del agresor.

Mención aparte merece Kim Rossmo, que nos expone la distancia del decaimiento, que viene a decir que, a mayor distancia en los crímenes, reduce la frecuencia de estos.

Jairo Sánchez Gómez

Criminólogo y coordinador Sec2Criome

Referencias

[1] GARRIDO, V., y LÓPEZ, P. (2006). El rastro del asesino. Barcelona: Arial

[2] Ibid.

[3] Ibid.

[4] DOWNS, R.M. y STEA, D. (1973), “Cognitive maps and spatial behavior: Proceess and products”, en image and Environment: Cognitive Mapping and Spatial Behavior, pp.8-26. Chicago: Aldine Publishing.

[5] GARRIDO, V., y LÓPEZ, P. (2006). El rastro del asesino. Barcelona: Arial

[6] FELSON, M. y CLARKE, R.V. (1998), “Opportunity Makes the Thief”, Police Research Series paper 98, Policing and Reducing Crime Unit, Research, Development and Statistics Directorate. Londres: Home Office.

[7] BRANTINGHAM, P.L. y BRANTINGHAN, P.J. (1984), Patterns in Crime. Nueva York: Macmillan.

[8]  LAWRENCE E., COHEN y MARCUS FELSON (1979), Social Change and Crime Rate Trens: A routine Activity Approach, pp.588-608. Illinois: American Sociological Review.

[9] [1] GARRIDO, V., y LÓPEZ, P. (2006). El rastro del asesino. Barcelona: Arial

[10] CANTER, D. y LARKIN, P. (1993). “The Environmental Range of Serial Rapist”, journal of Environmental Psychology vol. 13, pp.93-99.

[11] JIMÉNEZ. J. (2010) Manual práctico del perfil criminológico. Valladolid: Lex nova.