La víctima ha sido siempre un mero objeto, pasivo y neutro que no aportaba nada al hecho criminal, centrándose toda la atención en el delincuente, ha venido padeciendo la más absoluta indiferencia no solo por parte de la Política criminal, sino además de la Criminología positivista, es con el surgimiento de la Victimología como disciplina científica cuando este elemento cobra valor.