INCELS Y LA EMERGENCIA DE UN POSIBLE TERRORISMO MISÓGINO
Autor: Laura Illa Vidal
Resumen
Desde hace unos años, tanto los medios de comunicación como el mundo académico y securitario se han hecho eco de una nueva y creciente amenaza para la sociedad: el extremismo InCel. La esencia de esta ideología es un funesto cóctel de misoginia, frustración y obsesión con el atractivo físico, fruto del fracaso reiterado para establecer relaciones sociales y amorosas con mujeres. A pesar de que la misoginia y la frustración sexual no son fenómenos desconocidos, los nuevos medios y espacios en línea, han promovido la aparición de nuevas expresiones de misoginia, como la emergencia misma
de los InCels.
La ideología InCel es un excelente ejemplo de las nuevas narrativas radicales que desafían las imágenes tradicionales de extremismo y terrorismo. A pesar de que su actividad, de alcance global, se desarrolla casi exclusivamente en línea, los asesinatos en masa relacionados con InCels han causado 74 muertes (hasta 2021) desde la primera masacre oficialmente vinculada al extremismo InCel en 2014. El incremento de la letalidad de sus acciones y el aparentemente mimetismo del modus operandi de otros extremismos violentos han puesto el debate encima de la mesa sobre si la violencia InCel debería ser catalogado como actos de terrorismo.
PALABRAS CLAVE: InCel, Supremacía masculina, Terrorismo, Misoginia, Subcultura online
Aproximación a la comunidad InCel
Los Célibes involuntarios o más comúnmente conocidos como InCels (por su abreviación en inglés: “Involuntary Celibates”) son una comunidad online en su mayoría de hombres heterosexuales de escasa o nula habilidad para establecer y mantener relaciones sexo-afectivas prósperas con mujeres. Para los autodenominados InCels, la suposición de un determinismo biológico, las preferencias de las mujeres y las injustas estructuras sociales imperantes[1] se han consolidado como su leitmotiv de su fracaso sentimental y el pilar fundamental de su narrativa radical.
La primera vez que el concepto InCel apareció públicamente bajo este mismo nombre coincide con el avance y la democratización del acceso a Internet. En 1997 una estudiante canadiense creó un fórum online apodado “Proyecto de Celibato Involuntario”. Al comienzo, éste pretendía ser un “un lugar amigable”[2] y de apoyo mutuo que reunía a aquellas personas, que sin importar el género, estuvieran solas, nunca hubieran tenido relaciones sexuales o no hubieran tenido una relación en mucho tiempo[3].
Sencillamente, era un espacio en el que compartir sus frustraciones y dificultades para desarrollar relaciones sociales y/o amorosas. No obstante, con el paso del tiempo el fórum se tornó un espacio más retorcido y quedó ensombrecido por una misoginia endémica, iconografía sexual violenta, rencor y frustración sexual. Simpatizantes y partidarios de la supremacía masculina, dimanante de los que los académicos denominaron como la Manosfera (“Manosphere”), se apropiaron del concepto, dotándolo de un trasfondo radical y violento. La comisión del primer ataque perpetrado por un autoproclamado InCel (Eliot Rodger), la Masacre de Isla Vista de 2014[4], reveló la perversidad de la ideología InCel violenta, y en los años subsiguientes, desencadenó una serie de ataques en consonancia por otros simpatizantes InCels.
En la academia se refieren a la Manosfera como un subproducto intransigente y radical proveniente del Movimiento de Liberación de los Hombres de la década de 1970, de vigorosa oposición al auge de la segunda ola del feminismo[5]. A pesar de la pluralidad ideológica de estos grupos, entre los que se encuentran Activistas por los Derechos de los Hombres (“Men’s Rights Activists” o MRA), los Artistas del Ligue (“Pick Up Artists” o PUA), Hombres que Siguen su Propio Camino (“Men Going Their Own Way” o MGTOW) y los Célibes Involuntarios (InCels), su común denominador es la discordia con el feminismo, la hostilidad hacia la mujer y la filosofía de la Pastilla Roja (“Red Pill”).[6]
La epifanía de la verdad: De la Píldora Roja a la Píldora Negra
La doctrina de la Píldora Roja se inspira en la conocida escena de la película de ciencia ficción: The Matrix (1999), en la que al protagonista principal, Neo, debe elegir entre dos píldoras: por un lado, la Píldora Azul que presupone subsistir en una realidad ajena e ilusoria dominada por la ignorancia; por otro lado, la Píldora Roja que como augura Morfeo, “te quedarás en el país de las maravillas, y yo te enseñaré hasta dónde llega la madriguera de conejos”[7], es decir, conocer la verdadera esencia de Matrix.
Entre las subculturas de índole virtual y extremista, la filosofía de la Píldora Roja tiene un papel fundamental. En su jerga, ingerirla (“being redpilled”) equivale a algo así como un ‘despertar’, lo que para muchos usuarios representa el punto de partida de un “largo viaje”[8] que presupone la revelación de la realidad mundo.
Por lo tanto, el acto simbólico de tomar la Píldora Roja (“Taking the red pill”) es, en última instancia, la apropiación de un nuevo conjunto creencias antitéticas que puede convertirse en el desencadenante de un proceso de radicalización[9].
Para los “redpillers” InCels, la Píldora Roja hace referencia a la toma de consciencia tanto de la naturaleza frívola de las mujeres como del yugo feminista, que desde su punto de vista “les ha robado el derecho a una esposa y al sexo”[10]. Por lo tanto, están convencidos de que las verdaderas víctimas de la opresión y la discriminación de género son los hombres[11] y no las mujeres. A la par, esta “revelación” puede ser asumida, por algunos usuarios, como información privilegiada y precisa de cómo escapar de su condición, por ejemplo haciendo ejercicio (“Gymmaxxing”) o someterse a una operación de cirugía plástica (“Looksmaxxing”)[12]. En cambio, los Célibes Involuntarios consideran bluepillers, a aquellas personas que se acomodan en la narrativa dominante y convencional, inconscientes de la verdadera naturaleza de la sociedad.
Pero más allá de la Píldora Roja y la Píldora Azul, los InCels han popularizado una tercera y más extrema: la Píldora Negra – una epifanía cruel y exasperante sobre la inalterabilidad de la realidad. En contraposición a la Píldora Roja, la Píldora Negra pone fin a cualquier aspiración de escapar su condición de célibes involuntarios, que por defecto les condena al estrato último de la jerarquía social. Tales convicciones se amparan tanto en reinterpretaciones, a su favor, de estadísticas e investigaciones como en teorías poco convencionales o escasamente contrastadas como “Looks Theory” – que teoriza sobre la preponderancia del físico (forma del cráneo, de la barbilla, la altura, el tamaño de los genitales masculinos, entre otros aspectos) para la seducción y el éxito y el determinismo genético. Como consecuencia, creen que cualquier intento de mejoría es fútil y que únicamente es posible romper con la inmutabilidad de esta estratificación social a través de cambios a nivel social. No obstante, en la práctica no hay constancia de la existencia de un activismo pacífico offline para promover cambios sociales.[13]
Para aquellos que se subscriben a la nebulosa realidad de la Píldora Negra, la certeza de permanecer “Forever Alone” les induce a un espiral de depresión, ansiedad e incluso de apatía hacia la propia existencia.[14] La salud mental, según la RAN[15] (Radicalisation Awareness Network) y la Anti – Defamation League[16], tiene un papel crítico en este colectivo, pues equiparado a otros grupos radicales, los InCels parecen compartir una mayor frecuencia de trastornos mentales. Así pues, las discusiones entre los usuarios de fórums InCels sobre quitarse la vida son preocupantemente habituales, a la vez que inquietantes, por su tono, que roza la apología al suicidio. Circunstancias agravadas porque, en muchas ocasiones, estas interacciones, lejos de promover un apoyo positivo y favorable, se convierten en entornos de incitación mutua al suicidio, e incluso de exhortación a la comisión de un atentado antes del suicidio. Generalmente, en los fórums expresan su intención de suicidarse o autolesionarse con frases como “rope” (suicidarse ahorcándose), “LDAR” o “Lay Down And Rot” (“Tumbarse y Podrirse)” o “suifuel” / “suicide fuel” (combustible/ estimular el suicidio).[17]
En pocas palabras, la esencia de la Píldora Negra resta en una tipo de distorsión cognitiva que el mundo de la psicología se conoce como pensamiento catastrófico: “Si eres físicamente poco atractivo, no eres digno de amor, y por lo tanto, todos tus intentos de formar relaciones duraderas no sólo están destinados a fracasar, sino que probablemente van a terminar haciéndote aún más infeliz.”[18]
Construcción de una narrativa extremista
A grandes rasgos, la comunidad InCel puede ser dividida en tres principales grupos:
- Aquellos que simplemente se circunscriben de manera literal al significado de Célibes Involuntarios.
- Aquellos que creen en la teoría de las píldoras y adoptan la perspectiva radical de la Píldora Roja.
- Aquellos que además de la Píldora Roja “ingieren” la Píldora Negra.
Mientras la narrativa de la Píldora Roja muestra las características clásicas de una visión del mundo radical – una combinación de agravio, victimización y culpabilización y una percepción polarizada entre el endogrupo (“Nosotros”) y el exogrupo (“Ellos”) – la Píldora Negra, en líneas generales, agrega indicadores más radicales que se identifican como atributos propios del extremismo violento – la glorificación e incitación a la violencia, la retórica violenta y hostil (discurso de odio) y actos reales de violencia.
Por eso, la comunidad InCel debe considerarse como un espectro, ya que no conforman un cuerpo social y político uniforme, es, pues, un espacio donde confluyen opiniones más o menos radicales, hostiles y violentas. De hecho, Jaki et al. evidencian, en su investigación, la heterogeneidad tanto de los perfiles (nacionalidad, edad, situación económica, nivel educativo etc.), como de convicciones ideológicas[19].
El imaginario InCel
En su narrativa, la sociedad está estructurada en una jerarquía heteropatriarcal (no piramidal) de tres niveles. Aunque los aspectos sustanciales de esta categorización se basan en prejuicios y estereotipos, supuestamente corroborados con reinterpretaciones subjetivas de disciplinas como el determinismo biológico y la psicología evolutiva.
Las conclusiones sonsacadas de sus propias investigaciones, en muchas ocasiones caen en un sesgo de confirmación, pues suelen respaldar sus convicciones y reforzar su sentimiento de agravio y victimización. El quid de su jerarquización pone de manifiesto su obsesión con el físico, que se intersecciona con el racismo y el clasismo. Es decir, la raza y el estatus económico son cualidades adicionales que suman o restan valor en el mercado sexual y por lo tanto, repercute en la respectiva categorización.
FUENTE: Imagen 1. Adaptación de Stephane J. Baele et al.: Baele, J. Brace, L. y Coan, T. (2019): From “Incel” to “Saint”: Analyzing the violent worldview behind the 2018 Toronto attack, Terrorism and Political Violence
En la parte superior de la jerarquía se sitúan los “Chad” o “Alpha” y las “Stacy”, su contraparte femenina. Las Stacy responde a los cánones de belleza tradicionales: rubia, caucásica, atractiva, etc. Los Chads son una minoría de hombres cisgéneros, carismáticos, ricos y gran conquistadores de mujeres. No obstante, representan una exagerada idealización de la virilidad propia de lo que en los estudios de género se conoce como masculinidad hegemónica. Por su posición privilegiada, los Alphas tienen acceso a la mayoría de las mujeres, creando una aparente desigualdad sexual. Parte de los InCels radicales corroboran esta impresión con una adaptación socio-darwinista de la Regla 80/20 (Principio de Pareto), en combinación, de una supuesta tendencia natural de las mujeres a la práctica de la hipergamia. Por lo que creen, como se ilustra en la imagen 2, que los Chads suman tan sólo el 20% de la población y que el 80% de las mujeres están interesadas exclusivamente en estos hombres de estatus igual o superior al suyo[20].
Imagen 2. BIBIPI. (2019). Hypergamy. InCels Wiki Est. 2018.
A pesar de que, los Chads son considerados por defecto caucásicos, dentro de esta categoría, se establecen subcategorías raciales con su respectiva terminología, por ejemplo “Changs” para los de origen asiático, “Gastón” para los franceses y “Chadriguez” para los latinoamericanos. Las variaciones étnicas también establecen matices que se acogen a clichés racistas, como ejemplo, la etiqueta de “Tyrone” hace referencia a un Chad de piel oscura, la cual va asociada a estereotipos sobre personas afroamericanas, que se remontan a la época colonial, como es la hipersexualidad. De hecho, los InCels usan el acrónimo “JBW” (“Just Be White” – “Simplemente Se Blanco”) para enfatizar la delantera de los hombres caucásicos frente a otras etnias en su respectivo éxito sexual[21]. No obstante, se ha comprobado que el racismo discursivo es más bien esporádico[22].
En la siguiente categoría por debajo se encuentra la mayoría de la población, los “Normies” o “Betas”, personas ordinarias con una vida social y sexual estándar. El equivalente para las mujeres es “Becky”. Finalmente, en el último escalafón se ubican los InCels o “Omegas”. Entre los InCels también se establece una subdivisión en términos de etnia, por ejemplo, “Ricecel” hace referencia a un InCel del Sud-este Asiático, “Currycel”, a InCels originarios de la India.
A diferencia del resto de escalafones esta categoría, desde su perspectiva, no tiene su homólogo femenino debido a su convencimiento de que es imposible el celibato involuntario entre las mujeres y que toda mujer, sea cual sea su aspecto físico puede encontrar pareja. Sin embargo, hay mujeres que se identifican como “Femcel”[23].
Victimización y externalización de la culpa
Su propia identificación como minoría en el punto más bajo de su jerarquía social, les proporciona un razonamiento idóneo para la construcción de una narrativa que enfatiza su posición como víctimas, a partir de la cual se pueden establecer fácilmente puentes para la culpabilización y, consecuente, para la definición del blanco de su odio. Por lo tanto, establecen una distinción psicosocial de la realidad en términos dicotómicos, entre víctimas y culpables, entre el endogrupo (InCels) y el exogrupo (Chads, Normies, Stacys y Beckys). Este antagonismo favorece la creación de su propia identidad InCel, la cual se construye artificialmente en base a la alterización de los “otros” (exogrupo) – es el nosotros y el ellos.
En la misma línea, este binarismo entre endogrupo y exogrupo, en conjunción el sufrimiento percibido por los InCels (endogrupo) proporciona al subespacio InCel más extremista, una legitimación sólida para la violencia contra sus objetivos externos (exogrupo)[24]. En este escenario polarizado, los InCels retratan de forma sumamente negativa al exogrupo, en especial a las mujeres, a quienes, junto al feminismo, señalan como culpables de su situación y merecedores de su odio. Pero a diferencia de otros grupos e ideologías radicales que construyen su identidad grupal en términos positivos, los InCels se autodefinen sistemáticamente de manera peyorativa: tienen por defecto una imagen de sí mismos degradante y humillante[25], además de “un sentido de inferioridad compartido”.[26]
Retórica Violenta e incitación a la violencia
Es frecuente en las discusiones la deshumanización de la mujer, a menudo calificada de “foid” o “femoid” (nombre compuesto entre Female – mujer y Humanoid – humanoide) o “roasties”. Las mujeres son descritas como personas intelectualmente inferiores que se guían exclusivamente por los instintos y emociones más básicas, como el deseo sexual. En conjunto, la propia figura de la mujer está cosificada sexualmente y es reducida “a su apariencia física, sexualidad o partes individuales del cuerpo”[27], es decir, a un objeto y a una posesión. Esta desnaturalización de la mujer les permite racionalizar y justificar su misoginia y, a su vez, legitimar “el derecho de los hombres a oprimirlas.”[28] En general, la deshumanización y cosificación tienen un efecto desinhibidor al negar la humanidad y la consideración moral del “otro”. Asimismo, es la combinación perfecta para la anulación de la empatía.
Su autoidentificación como las verdaderas víctimas se traduce en peticiones y anhelos para subvertir esta “injusta” situación. Por ello, algunos evocan o expresan cierta nostalgia hacia una sociedad patriarcal anterior, donde el género masculino les garantizaba una posición mucho más privilegiada. Muchos creen tener un derecho natural al sexo, e incluso a la mujer, el cual se les está vulnerando.
Este sentimiento de injusticia tiene un papel fundamental, pues como R. Kalish y M. Kimmel subrayaron, “el derecho agraviado es una emoción de género, una fusión de esa humillante pérdida de hombría y la obligación moral y el derecho a recuperarla.”[29] Por ello, algunos piden la abolición de los derechos y libertades de las mujeres, como el derecho a voto, la libre elección de la pareja(s) o la recuperación de la monogamia por norma general. En su extremo, algunos InCels radicales rebasan los límites ético-morales reclamando una especie de realidad distópica a través de amenazas y fantasías: la instauración de la pena capital para las mujeres por adulterio, el subsidio de la prostitución , el confinamiento físico de la mujer[30], la esclavitud sexual, legalización de la violación o la instauración de lo que llaman como Marxismo Sexual (la redistribución del sexo)[31].
No obstante, hay una fracción significativa de usuarios que se oponen activamente a estas opiniones, rechazan la violencia y se oponen a la expresión más extrema de este odio: la comisión de masacres. Algunos incluso coinciden en que el problema del entorno cada vez más radical de InCeldom y la mala fama de los Célibes Involuntarios es la difusión de la ideología de la macabra Píldora Negra.
Con frecuencia, a pesar del tono de sus publicaciones, es complicado diferenciar aquellos mensajes que son expresiones de puro desahogo de rabia, enfado y frustración (venting en inglés), aquellas publicaciones resultado de lo conocido como “trolling” o “shitposting” –el acto de publicar contenido absurdo, agresivo e irónico (de baja calidad) online con el fin, ocasionalmente, de provocar una reacción o réplica[32] – de aquellas que son una verdadera amenaza[33]. Este entorno casi hermético puede llegar a funcionar como cámaras de eco, reforzando el odio y las posiciones extremas, especialmente sobre y hacia las mujeres. Sin embargo, y reiterando, aun cuando el “shitposting” puede constituir una especie de amenaza falsa, esto puede, a su vez, “contribuir a la radicalización y, en última instancia, a la movilización” [34]. Y sin importar la intención original de dichas publicaciones, semejante contenido puede ser considerado como discurso peligroso, lo que “puede aumentar el riesgo de que su audiencia condone o cometa actos de violencia contra miembros de otro grupo” .[35]
Para algunos expertos como Jacob Ware[36], este tipo de incitaciones deberían ser incluidas en la categoría terrorismo estocástico, definido como “el uso de comunicaciones masivas para incitar a los lobos solitarios al azar a llevar a cabo actos violentos o terroristas que son estadísticamente predecibles pero individualmente impredecibles.”[37] Aunque, la incitación a la violencia y a la emulación de actos violentos previos es más clara en los manifestos de Eliot Rodger, Alek Minassian y Christopher Harper-Mercer. Por ejemplo C. Harper-Mercer escribió en su Manifiesto: [38]
"Y como yo, habrá otros, como dijo Ted Bundy, somos tus hijos, tus hermanos, estamos en todas partes. Mi consejo para otros como yo es comprar un arma y empezar a matar gente. Matadlos en sus casas, en la calle, donde sea que los encuentres. (...) Para los Vestor Flanagans, Elliot Rodgers, Seung Cho, Adam Lanzas del mundo, hago esto. Para todos aquellos que nunca me tomaron en serio esto es para ti. Para todos aquellos que no han hecho su posición hago esto. Soy el mártir para todos aquellos como yo. Citando a Seung Cho, "Hoy muero como Jesucristo"".
Christopher Harper-Mercer
Glorificación de la violencia
Por último, el carácter violento de su ideología queda reforzado por el homenaje de las masacres adscritas al ideario InCel o cuyo autor compartía algunos atributos propios de este (sin que se haya identificado una conexión directa con la comunidad InCel). Las vertientes más radicales de la ideología InCel se han implicado en un proceso de canonización de los responsables de tales crímenes. Los InCels más radicales suelen referirse a ellos como héroes (o “hERo – en honor a Eliot Rodger), iconos, santos o patrones. La glorificación de la violencia en forma de martirio y sacralidad es, de hecho, un aspecto ostensible en otros grupos extremistas e incluso terroristas como los yihadistas o (en menor medida) los de extrema derecha[39].
En su “panteón virtual de héroes InCels”[40] se añaden, además, a criminales de los que no hay total certeza de su identificación como InCel. Aun así, por la naturaleza, similitud (escogiendo a mujeres como sus víctimas, la frustración sexual, el aislamiento, etc.) y crueldad de sus actos fueron apropiados y considerados referentes, como por ejemplo Ted Bundy, asesino en serie (1974 y 1978), Marc Lépine[41], autor de la Masacre de la Escuela Politécnica de Mont-real (Canadá) en 1989 o Stephen Paddock[42], autor del Tiroteo de Las Vegas de 2017. Así mismo, algunos también homenajean a conocidos perpetradores de tiroteos en centros educativos como Eric Harris and Dylan Klebold, responsables de la Masacre de la Escuela Secundaria de Columbine (EUA)[43].
En esta mistificación Eliot Rodger ocupa una posición especial, ya que proporcinó el primer modelo a seguir para los InCels radicalmente misóginos y su Manifiesto: “Mi mundo retorcido: la Historia de Eliot Rodger” ha sido considerado, por algunos, como la carta fundacional del movimiento InCel más radical[44]. De hecho, han acuñado y popularizado la expresión “ir a ER” o “ser un hERo”, como una especie de homenaje y recuerdo a E. Rodger, para animar a otros a imitar sus acciones, es decir, a llevar a cabo una acción violenta letal.
¿Violencia o terrorismo InCel?
Las masacres de Eliot Rodger y Alek Minassain, junto a sus respectivos manifiestos, suscitaron los primeros debates sobre la categorización de la violencia vinculada a la ideología InCel como terrorismo. Para algunos expertos, la ideología InCel es considerada una forma de extremismo violento[45] y su violencia, de leaderless resistance (resistencia sin líder), de terrorismo estocástico[46] o de terrorismo doméstico con una posible propensión más allá de las fronteras nacionales[47]. De hecho, en 2020, la Real Policía Montada de Canadá (RCMP) presentó cargos de terrorismo contra un menor de edad responsable del ataque con arma blanca en un salón de masajes eróticos en Toronto. Las autoridades canadienses concluyeron que el acusado del crimen “se inspiró en el movimiento extremista violento motivado ideológicamente (IMVE) comúnmente conocido como INCEL”.[48] Tal decisión es de suma importancia porque fue “la primera vez que Canadá procesa un cargo relacionado con el terrorismo que no está relacionado con el extremismo islámico y, aparentemente, la primera vez en el mundo que un país presenta cargos de terrorismo contra un adherente al movimiento InCel.”[49]
Existe una continuidad y un tímido incremento del número de ataques emprendido por afines a la ideología InCel desde 2014, como se evidencia en la tabla (1). No obstante, la violencia vinculada a los InCels es infrecuente. Ahora bien, es notorio advertir que ésta, posee características comunes con el terrorismo. Por ello, la investigación pionera de Bruce Hoffman, Jacob Ware y Ezra Shapiro concluyó que tales crímenes debían entenderse como “tendencia emergente de terrorismo con una dimensión más relevante de los delitos de odio.”[50]
La principal problemática con este dilema yace en la propia indefinición del concepto terrorismo, pero parece haber cierto consenso sobre algunos de sus aspectos fundamentales:
- Sucesión de ataques
- Utilizar medios violentos de intimidación masiva.
- Propósito específico (algunas definiciones especifican más haciendo referencia a una razón política, religiosa y / o ideológica).
Conforme a estos tres factores, se puede considerar actos de terrorismo algunas acciones violentas atribuidas a los InCels como el caso mismo del joven menor (2020), previamente mencionado. En cambio, el caso de Alek Minassian (2018), uno de los más mortíferos, no fue procesado por terrorismo. Pues a pesar del vínculo aparente de A. Minassian con la ideología InCel por la corta publicación en su perfil de Facebook (75) durante el ataque, el veredicto concluyó que A. Minassian más bien se aprovechó la ideología InCel para aumentar su fama y beneficiarse emocionalmente de la imagen de héroe que la comunidad InCel le otorgaría (y le ha otorgado) (76).
“El soldado (recluta) de Infantería Minassian 00010 desea hablar con el sargento 4chan, por favor. C23249161. ¡La rebelión de los incel ya ha comenzado! Derrocaremos a todos los Chads y Stacys. ¡Saluden todos al supremo caballero Elliot Rodger!”
Alek Minassian
Por lo tanto, no había una motivación ideológica, política o religiosa aparente detrás del crimen, pero como el mismo veredicto determinó “es casi imposible saber cuándo el Sr. Doe [A. Minassian] miente y cuándo dice la verdad. Determinar su motivación exacta para este ataque también es casi imposible”[77]. Aunque en ocasiones sí que se refiere a A. Minassian como terrorista[78].
En esta misma línea, la razón por la cual el caso de Sheldon Bentley (2018) no fue tratado de terrorismo es aún más evidente. Las motivaciones que llevaron a S. Bentley a cometer tal crimen no pueden atribuirse únicamente a su celibato involuntario, sino que fue un acto más bien impulsivo[79].
Por último, y quizá el más paradigmático sea el caso de Elliot Rodger (2014). El autor de la Masacre de Santa Barbara no ha sido categorizado oficialmente como terrorista, sin embargo, es un caso ilustrativo de terrorismo misógino InCel. En su extenso manifiesto, E. Rodger escribió[80]:
"... he creado la ideología última y perfecta de cómo un mundo justo y puro funcionaría. En un mundo ideal, la sexualidad no existiría. (...) En un mundo sin sexo, la humanidad será pura y civilizada. Los hombres crecerán sanamente, sin tener que preocuparse por un acto tan bárbaro. (...) Para abolir por completo el sexo, habría que abolir las propias mujeres. (...) Para llevar a cabo esto, debe existir un nuevo y poderoso tipo de gobierno, bajo el control de un gobernante divino, como yo. El gobernante que establece este nuevo orden tendría completo control sobre todos los aspectos de la sociedad, con el fin de dirigirla hacia un lugar bueno y puro. A disposición de este gobierno, tiene que haber un ejército altamente entrenado de tropas fanáticamente leales, con el fin de hacer cumplir tales leyes revolucionarias."
"... Tal cosa nunca se convertirá en una realidad para mí, pero me dio algo con lo que fantasear mientras ardía de odio hacia todas las mujeres por rechazarme a través de los años. Todo este punto de vista e ideología de abolir el sexo proviene de ser privado de él toda mi vida. Si no puedo tenerlo, haré todo lo que pueda para DESTRUIRLO. (...) Todas esas personas populares que viven vidas hedonistas de placer, las destruiré, porque nunca me aceptaron como una de ellas. Los mataré a todos y los haré sufrir, así como me han hecho sufrir. Es justo."
Elliot Rodger
No hay duda alguna de sus motivaciones: la idealización de un “mundo puro donde la sexualidad no existiera”[81] bajo un mando autoritario que dista de los ideales de la democracia liberal. En palabras textuales del autor de la masacre “Si no puedo tenerlo, haré todo lo posible para DESTRUIRLO.”[82] Es aún más sustancial, el odio hacia las mujeres por negarle su derecho a tener relaciones sexo-afectivas y su intención de causar daño a las mujeres y hombres sexualmente exitoso. Asimismo, su intención de provocar terror e intimidar a la población con el prometido “Día de la retribución” y la declaración de la “Guerra contra las mujeres”[83].
No obstante, sería un error extraer conclusiones precipitadas y calificar erróneamente de terrorista a todo el espectro InCeldom. Evidentemente, ni la mayor parte de personas que se identifican como InCel cometerán nunca tales crímenes, ni todos los InCels, como se ha señalado, toleran o celebran los ataques. Establecer una relación directa de los InCels, entendidos erróneamente como un todo, con la violencia, el extremismo o terrorismo puede conllevar a su estigmatización y podría tener un efecto contraproducente.
La decisión de calificar la violencia de InCel como una cuestión de terrorismo tiene ciertas implicaciones, las cuales, han cuestionado la verdadera eficacia para afrontar el fenómeno InCel. El terrorismo, a grandes rasgos, altera la forma en que las fuerzas del orden previenen, investigan y castigan los atentados, así como, el financiamiento para tales esfuerzos. Por otro lado y en este caso concreto, hay que tener en cuenta la especificidad del imaginario InCel tales como, la dificultad para identificar con toda la seguridad quién forma parte del grupo y quién no[84].
Asimismo, como se ha señalado previamente, el ecosistema online InCel está repleto en su mayoría de galimatías, ironía y siniestras fantasías, que dificultan descifrar la verdadera amenaza. Esto puede traducirse en la identificación de “falsas” alarmas y la destinación estéril de tiempo, esfuerzos y de recursos, tanto económicos como materiales. Incluso, el trato de la misoginia y la frustración sexual como elementos exclusivamente distintivos para identificar la violencia InCel puede ensombrecer el alcance del supremacismo masculino presente en otros grupos que alienta la subyugación de la mujer, una retórica virulenta contra este colectivo y, en ocasiones, instiga a la violencia[85]. Por ejemplo, en el caso concreto del tiroteo en la ciudad alemana de Hanau (2020), Tobias Rathjen, un fanático de extrema derecha fue vinculado precipitadamente a la ideología InCel debido a que en su manifiesto expresó su frustración por no encontrar una pareja sexo-afectiva. La coincidencia con aspectos típicos de los InCels no significa que sea parte de la comunidad. Aunque sí que pone en evidencia tanto la relevancia de la frustración sexual y la solitud como detonador de violencia política[86] como la confluencia de la misoginia con el espectro ideológico del supremacismo blanco y la extrema derecha.
Pero más allá de la posible solución de este dilema, no hay que trivializar ni la potencialidad de su ideología, su capacidad de radicalizar, ni las matanzas que algunos InCels extremistas han llevado a cabo. Por ello, se reitera, que representan una posible amenaza emergente que debe tomarse en serio. Así como se insistió en el Informe sobre amenazas de terrorismo doméstico de del departamento Seguridad Pública de Texas (2020)[87]:
“La violencia demostrada por los Incels en la última década, junto con la retórica extremadamente violenta online, sugiere que esta amenaza en particular pronto podría igualar, o potencialmente eclipsar, el nivel de letalidad demostrado por otros tipos de terrorismo doméstico.”
Conclusiones
A modo de conclusión, la peligrosidad de la ideología InCel es ambigua, pero como se ha evidenciado existe. Y si bien el terrorismo vinculado a este movimiento es poco frecuente, es indiscutible que este ecosistema online es un entorno radical, cuyos usuarios evidencian factores claros de vulnerabilidad que los hace potencialmente susceptibles a ser radicalizados.
En Europa, la violencia vinculada a los InCels ya es un hecho, aunque inusual. En el caso concreto de España, el fenómeno InCel apenas esta estudiado, sin embargo, se ha demostrado la presencia, minoritaria, del discurso InCel en conocidos fórums españoles como “Forocoches” y “Foroparalelo”(88). Asimismo, fórums específicos InCels, de audiencia y participación internacional, albergan publicaciones en español, discusiones sobre la situación política de España o usuarios que directamente confirman su nacionalidad española.
Laura Illa Vidal
Colaboradora en Sec2Crime en la área de terrorismo y conflictos armados
Especializada en políticas de seguridad y prevención de la extrema derecha y la extrema izquierda.
Bibliografía
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[3] Ídem 2.
[4] Elliot Rodger: How misogynist killer became ‘incel hero’. (26 de abril de 2018). BBC News. Recuperado en: https://www.bbc.com/news/world-us-canada-43892189
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[6] Isla – Joulain. G. (2020). Revista de Derecho Penal Y Criminología, 3.ª Época, n.º 24 págs. 193-244
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