LA CRÓNICA NEGRA NOS ATRAE, ¿POR QUÉ?

Autor: Anaïs Iglesias Pérez

Siempre que sucede un hecho trágico, los medios de comunicación se hacen eco de ello y la cuota de espectadores se dispara. ¿Por qué nos llama tanto la atención? En el presente artículo encontrarás la respuesta sobre por qué el true crime produce tanta curiosidad entre la audiencia.

Palabras clave: hecho trágico; medios de comunicación; true crime; crónica negra.

La crónica negra hace referencia a la narración detallada de un acto que es considerado violento o delictivo en un período cronológico concreto.

Hoy en día la crónica negra está presente no solo en los telediarios, radios y periódicos, sino también desde cualquier plataforma digital: podcast, redes sociales, programas, entre otros. Podemos obtener información tanto sobre hechos que ocurrieron el siglo pasado, como sucesos ocurridos hace tan solo unos minutos en la otra parte del mundo.

Siempre que sucede un acontecimiento trágico, la cuota de espectadores, conocido con el término anglosajón share, se dispara. La mayoría de las cadenas de televisión tratan el tema durante horas e incluso días, realizando incluso “especiales” para profundizar más sobre lo que está sucediendo. Lo mismo sucede con las redes sociales, donde Twitter toma gran parte del protagonismo poniendo ciertos conceptos en trending topic, es decir, que la mayoría de los usuarios de la plataforma están hablando de ello en ese mismo instante.

Esto provoca cierto debate, ya que no deja de vulnerarse ciertos derechos fundamentales. Ejemplo de ello son los acontecimientos donde se encuentran envueltos menores de edad que no han dado su consentimiento para que se hable de ellos. A pesar de ello, son precisamente ellos los que llaman más la atención de los espectadores.

¿POR QUÉ?

Contra mayor sea la crueldad cometida, mayor impacto y curiosidad genera. A los ciudadanos les cuesta creer que ciertos sucesos sean ciertos, que progenitores sean capaces de dañar a sus propios hijos o que un individuo haya podido cometer un atroz crimen. Pero como argumenta Paz Velasco de la Fuente en su libro “Criminal-mente”, los asesinos y asesinas viven entre nosotros; y es su apariencia considerada normal, lo que hace que se nos rompan los esquemas sobre lo que esperábamos de ellos. 

Cuando se profundiza como la vida pasada del criminal, muchos se dan cuenta de que su vida tanto personal como profesional no dista mucho de la mayoría de los ciudadanos. Los profesionales dedicados a la investigación, sea policial, criminológica como psicológica, siempre buscan saber los motivos que han motivado a que la persona cometa cierto hecho. Porque en la mayoría de las veces se produce un acontecimiento que les marca y al no saber gestionarlo, acaban mostrando su peor parte de sí mismos dañando a otras personas.

Cualquiera de nosotros puede cruzarse en un momento de nuestras vidas con alguien considerada como “monstruosa”: una vecina, un compañero de trabajo, un familiar o simplemente la persona que está sentada a nuestro lado en un restaurante. Y este hecho nos puede impactar porque, sobre todo en los tres primeros ejemplos, no esperamos ciertas reacciones y más que sean ilegales.

Sí que es cierto que son las mujeres las que, seguramente debido a los roles femeninos, llaman más la atención en los medios cuando han cometido un hecho delictivo. La mujer débil y dócil “choca” cuando se muestra la maldad de sus actos. Otro dato curioso es que son precisamente las mujeres quienes, según un estudio realizado en 2017, son principales oyentes de canales de radio y podcasts sobre true crime.

Lo mismo sucede con las víctimas. Varios hechos han mostrado que cualquiera puede sufrir un acto delictivo. Ya no tienen por qué ser grupos considerados vulnerables: prostitutas, colectivo LGTBIQ, vagabundos, entre otros.

SEGÚN PROFESIONALES DEL ÁMBITO

Vicary, profesora de psicología en Illinois Wesleyan University, afirmaba que una de las razones sobre ello podía deberse a que de esta manera podían sentirse más seguras. Hay personas que temen ser víctimas de un delito y es por ello que deciden inconscientemente recurrir a contenido delictivo o violento para ser conocedor de cómo tratar de evitar un ataque.

Barth, psicoterapeuta, respaldó esta afirmación argumentando que diversas pacientes que habían sufrido violencia doméstica les había ayudado emocionalmente el hecho de escuchar podcast sobre el género porque les “hacía sentir escuchadas sus voces”.

En nuestro país, el criminólogo Garrido afirma que hay que ver con normalidad que los ciudadanos se interesen por este tipo de género. Las personas se preguntan a menudo si el lugar en el que viven es seguro o no, y una forma de comprobarlo e intentar comprenderlo es acceder a este tipo de información.

Para el autor es comprensible que haya interés cuando se trata de cuestiones de supervivencia, entendimiento de la sociedad, corrección de errores y perjuicios desde el poder. Porque las sociedades están en continua evolución y los ciudadanos deben adaptarse a los mismos. Actualmente existen peligros que antes ni existían, como es el caso de internet, y que por tanto no existe una prevención primaria del delito.

DETRÁS DEL TRUE CRIME

La ventaja de consumir contenido basado en crímenes reales es que no solo se muestra el punto de vista del delincuente y su persecución, sino también la eficacia de los responsables del mismo.

Series como Making a murderer o Creedme, de la plataforma Netflix, deja entrever la corrupción policial que envolvía al caso. O el Caso Nevanka, donde la víctima sufrió una revictimización por parte de diversas instituciones, en la que, en vez de respaldarla, le dañaron más debido a las continuas acusaciones a las que se veía presionada.

Lo mismo sucede con el continuo debate en relación con los medios de comunicación y sus barreras en cuanto a lo ético y moral a la hora de explicar los sucesos. En ocasiones, algunos de ellos no acaban de ser distantes en cuanto a contar lo ocurrido y muestran con demasiado detalle que para algunos resulta innecesario.

Como espectadores estamos en una situación de ventaja, porque, aunque se muestre un hecho trágico y angustioso en pantalla, no dejamos de estar en un lugar seguro. Pero también ayuda a que, si llegamos a sufrirlos, saber cómo reaccionar.

Anaïs Iglesias Pérez

Criminóloga y colaboradora del Área de Criminología de Sec2crime

Bibliografía: