LA NECROIDENTIFICACIÓN: LA IDENTIFICACIÓN DEL CADÁVER

Autor: Gonzalo Pérez Bayón

Resumen

Dependiendo del estado del cadáver y del tiempo transcurrido desde su muerte, es posible el uso de métodos de identificación basados en el examen externo del cadáver, ya sea tanto de su físico (en especial de sus huellas dactilares) como de prendas u objetos o de su examen interno (odontología forense y estudio del ADN como métodos estrella).

Palabras clave

Necroidentificación, necrorreseña, dactiloscopia.

Mediante un reconocimiento visual[i] (y en algunos casos técnicos no especializadas) del cadáver, si no es posible la identificación visual confirmatoria, si al menos la desestimación identificativa del mismo. Deben tenerse en consideración:

  • Sexo: no entraña problema su determinación, salvo en casos hermafroditismo.
  • Peso: debe determinarse con precisión, aunque puede sufrir variaciones debido a la deshidratación cadavérica.
  • Talla: también cambia, siendo 2 cm más grande alto que el sujeto vivo de pie.
  • Edad: se obtendrá una edad aproximada que será revisada con técnicas radiológicas u odontológicas. En los niños se pueden usar las tablas de Quetelet (hasta los 13 años) o las de Sampé (hasta los 17) y en los adultos se pueden estudiar las uñas de los pies y el arco senil de la córnea.
  • Sistema piloso: color, tipo, forma, calvicie, tintes.
  • Caracteres cromáticos: pigmentación de la piel y color de ojos.
  • Marcas particulares: cicatrices, defectos congénitos, deformidades, mutilaciones… deben de ser descritas, dibujadas y fotografiadas.
  • Examen de los vestidos.
  • Examen médico: grupo sanguíneo, marcadores genéticos, dentadura…

Identificación personal y su evolución

En una primera época se utilizó la descripción personal o morfológica, consistente en expresar con palabras los rasgos físicos más característicos. En cierta población también se recurrió a efectuar amputaciones y marcas infamantes a los individuos reincidentes, para lograr su identificación.

La fotografía produjo un avance importante, pero dejó de ser operativo a medida que aumentaban las colecciones de fotografías sin que un procedimiento para su clasificación.

La breve etapa de auge del «Bertillonage» o «Sistema antropométrico» de Bertillón, que trataba de individualizar a los delincuentes a través de mediciones del cuerpo en aquellas partes menos variables en adultos. Esto significó el primer intento de abordar esta problemática desde una técnica científica.

En la segunda mitad del siglo pasado se produce el nacimiento de la dactiloscopia. Se trata del método identificativo por excelencia y que ha supuesto la aportación más importante en materia de técnicas identificativas, junto con la odontología forense y el ADN. Otros intentos de implantación de nuevas técnicas como el estudio de las uñas, de las ramificaciones venosas del dorso de la mano, del fondo de ojo, de la cicatriz umbilical no llegaron a consolidarse.

 

Necroidentificación y necrorreseña

La necroidentificación[iii] consiste en comparar los datos obtenidos de un cadáver (datos «post mortem» = PM) con aquellos otros facilitados por familiares o conocidos, relativos a la persona que se sospecha fallecida y que se trata de identificar (datos «ante mortem» = AM). De la coincidencia entre datos AM y PM se obtiene el dictamen de identidad correspondiente, atendiendo a la calidad y cantidad de tales coincidencias.

La identificación por reconocimiento visual directo de un cadáver, que algunos expertos, consideran desaconsejable (en catástrofes hay quienes son contrarios a ella) o de sus pertenencias, no debería ser considerada como una técnica identificativa en sentido estricto, por más que la Ley de Enjuiciamiento Criminal[iv] le otorgue validez.

Descubierto un cadáver, el retén fúnebre lo traslada hasta el Instituto Anatómico Forense y si no se identifica, se encarga la Policía Nacional o la Guardia Civil mediante la necrorreseña.

La necrorreseña[v] es el procedimiento dactiloscópico del cual se vale la Policía para saber la identidad, consistiendo en la obtención de las impresiones digitales de un cadáver, con tinta especial sobre papel adecuado y se compone de:

  • Tarjeta necrodactilar: aparecen cada uno de los diez dedos en orden.
  • Tarjeta necromonodactilar: impreso el índice derecho y si está amputado, el izquierdo. Si en ambos casos están amputados, se procede con los dedos más próximos (excepto los pulgares).
  • Reseña fotográfica: fotografías de perfil, frente, cicatrices, tatuajes…

Según el grado en el que se encuentre el cadáver se procederá  la necrorreseña de una forma[vi] u otra:

  • Las personas recién muertas no presentan dificultades porque los dedos están aún flexibles y la piel se conserva en buen estado. Se limpia el dedo, se entinta y se plasma en las casillas directamente.
  • En personas afectadas por el rigor mortis, se sumergen los dedos en agua tibia para vencer la retracción y si no se consigue, se practican incisiones en la base de cada dedo. En los casos de muerte por monóxido de carbono, la rigidez aparecerá instantáneamente pero la putrefacción se retrasará.
  • En las muertes por sumersión, se macera la piel, sobre todo la de pies y manos, dando lugar a la «piel de lavandería», siendo conveniente inyectar en glicerina, sebo o parafina para que adquieran un volumen natural. Después se debe limpiar y engrasar los dedos para que las crestas admitan la tinta.
  • En los cadáveres putrefactos, existe gran facilidad para perder la epidermis de los dedos («dedos de guante»). Para ello se añade en un recipiente formaldehido y cuando se seque se entinta y se consigue la necrorreseña.
  • Cuando el grado de descomposición no permita el dactilografiarlo, se procede sujetando el dedo frente a una plancha de madera plana, se inyecta glicerina, sebo o parafina y se fotografían, lo que nos permite la reproducción del dibujo papilar. También se pueden amputar los dedos, recubrir de sal de bismuto y obtener placas de rayos X, obteniendo las crestas en negro y los surcos en blanco.

Hasta ahora hemos hablado del examen externo, dando un adelanto de la dactiloscopia y nombrado de pasada otras técnicas del examen interno, como puede ser la odontología forense y el estudio del ADN, que debido a lo interesante que resultan, tendrán su correspondiente artículo dedicado a cada una de ellas.

Gonzalo Pérez Bayón

Criminólogo y Mediador

BIBLIOGRAFÍA:

[i] VILLANUEVA E, CASTILLA J, “Identificación del cadáver” Medicina legal y toxicología de Gisbert Calabuig, Barcelona 2004 Masson, p 1289-1300

[ii] CARBAJO I, “Identificación de cadáveres  y aspectos forenses de los desastres” Publicaciones de la Unidad de Investigación en Emergencia y Desastres (UIED) 2005

[iii] CARBAJO I, “Identificación de cadáveres…  op., cit.

[iv] BOE  https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-1882-6036

[v] DE ANTÓN F,  DE LUIS JV, Policía Científica, Tirant lo Blanch, Valencia 2012, p 610-616

[vi] DE ANTÓN F,  DE LUIS JV, Policía… op., cit., p 616-618