criminalidad de cuello blanco femenina en cifras

Autor: Alicia Rodríguez Sánchez

La Delincuencia de Cuello Blanco es una categoría delictiva para la que la investigación está en auge. Con el paso de los años la respuesta social y penal es cada vez mayor, provocando un rechazo al delito que no se aprecia en tiempos anteriores. Las mujeres, aunque en menor medida que los hombres, también son autoras de modalidades delictivas encuadrables en DCB.

Lo que se pretende en las siguientes líneas es plasmar los datos de la criminalidad femenina, las posibles interpretaciones de los mismos para dejar una puerta abierta a la futura investigación más profunda en la que se demuestre los motivos de las diferencias de cifras, si estas se deben a una desigualdad social, delictual, mayor permisibilidad…De forma que la criminalidad femenina y los delitos de cuello blanco se representan en cifras para comprender con mayor facilidad el fenómeno. 

Palabras clave: Criminalidad; Cuello Blanco; Datos; Delincuencia femenina.

1. ¿Cuál es la realidad española?

Es imposible valorar las cifras de mujeres condenadas sin contraponer los datos que corresponden al sexo hombre para hacer esta valoración.

Probado está, a la luz de los datos, que las mujeres cometen menos delitos que los hombres, pero este no es el momento de crítica al sistema judicial actual por intuir una mayor permisividad al delito de las mujeres dejándolas sin condena, o peor aún, una mayor facilidad para encubrir el delito y no ser descubiertas pues se carecen de pruebas para esto.

En el plano de lo real, solo podemos manejar y analizar los datos de fuentes y organismos oficiales, pues son los que aportan una mayor seguridad.

Es inevitable pensar que, para la delincuencia de cuello blanco, las cifras se van a reproducir de forma sistemática y que habrá una menor tasa de delincuencia femenina. Una menor tasa de condenas y por tanto una menor tasa de encarceladas y así lo presentan los datos facilitados por el INE en relación con los años 2019, 2018 y 2017. (No se dispone a enero de 2021 de los datos de 2020, que conste como año inusual debido a la crisis sanitaria causada por la pandemia mundial de la Covid-19.), de manera que no estamos ante un ideario, es una realidad que para los delitos de cuello blanco, las mujeres también delinquen menos.

Gráfico 1 Fuente: Elaboración propia – datos INE.

En España el delito de blanqueo de capitales y receptación es el delito tipo “base” para el supuesto de la delincuencia de cuello blanco (es el ejemplo primigenio del que se extraen con facilidad cada uno de los elementos diferenciadores), que de forma mas o menos uniforme se acompaña de otros como las falsedades en documentos o la apropiación indebida. Cierto es que no son tipos automática y únicamente aplicables a esto, pero sí de forma generalizada y primordial se producen por las dificultades que se presentan para realizarse fuera de esta esfera.

Extrapolando los datos de la gráfica, de nuevo aparece irremediablemente una menor tasa en el caso de las mujeres, que en el supuesto de los hombres para las tres modalidades de delitos y para los tres años de forma consecutiva.

 

 

1.1. ¿QUÉ SEÑALAN LAS CIFRAS?

En el blanqueo de capitales, las mujeres presentan cifras homogéneas durante los tres años, 471 casos en 2017, 496 en 2018 y 442 en 2019. En contraposición, en 2017 fueron condenados 2550 hombres, 2665 en 2018 y 2494 en 2019, segun los datos que facilita el INE. Hay en uno y otro caso un incremento de condenas en el 2018, que disminuye de nuevo en 2019 por debajo de las cifras de 2017, lo que no presentan relevancia.

Hay que apelar también a que estos delitos van acompañados de largos procesos judiciales, lo que innegablemente puede suponer una acumulación de condenas, teniendo así mismo claro que no son delitos comunes.  La tendencia a la baja de cifras, igualmente se puede deber a la relajación del esclarecimiento delictivo, trasladando el foco a otras tipologías. 

Lo que no se puede discutir es que más mujeres representan en los tres años, de forma aproximada y generalizando un 15% de las condenas por delitos de cuello (85% hombres), mientras que en relación con la totalidad delictiva que se condenó en España representan un 19,5% aproximadamente en 2019, y un 19,6% en 2018.

La incidencia de la delincuencia femenina para los delitos acomodados en la categoría “de cuello blanco”, es muy significativamente menor a la de los hombres y menor a la del resto de delitos. Ya la discusión se deriva hacía el motivo, no de la menor criminalidad femenina, sino hacia el caso concreto de la delincuencia de cuello blanco para la que los porcentajes caen alrededor de un 4,5.

Es momento de preguntarse, por tanto, cuál es la causa, por el que aún las mujeres delinquen menos en los casos de cuello blanco. Visualizando la gráfica creada al efecto en la que únicamente se contemplan los datos de blanqueo de capitales[1] y receptación[2], se apela a una oposición abismal, para la que en 2019 se aprecia una diferencia de 2050 casos entre hombres y mujeres.

Llegado el caso, solo queda concluir los motivos por los que estos porcentajes son tan diferentes. Se puede tratar de una simple coincidencia con las cifras que se presentan para el resto de los delitos y que debamos asumir que las mujeres delinquen menos que los hombres, se puede tratar también del caso de la excusa absolutoria contemplada en el Código Penal o bien porque las mujeres no acceden a los puestos que las facilitarían la comisión de estos delitos.

[1] Encubrimiento del origen de los fondos generados mediante el ejercicio de algunas actividades ilegales o criminales. Se trata de la no declaración legal del dinero en cuentas bancarias en paraísos fiscales, con la finalidad, entre otros de no efectuar declaración sobre ganancias y aparezcan como fruto de operaciones legales.

[2] la ocultación o encubrimiento de los efectos del delitos.

 

Gráfico 2. Fuente: Elaboración propia – datos INE

 

2. Justificaciones y posibles explicaciones

Antes de asumir la coincidencia y no darle más importancia la diferencia de cifras o tener claro que bien las mujeres delinquen menos o que estas son descubiertas en menor medida, lo que puede ser un indicador más pero no el único de las diferencias. Hay que apreciar, los datos de los que se disponen, en cuanto a mujeres en puestos de poder, que las ubiquen en una posición para que sea posible que cometan dichos delitos.

Según el Informe Women In Business 2020, las mujeres españolas representan un 38% de los puestos de poder, frente al 62% de los hombres; lo que es una guía de que las mujeres aparecen en los puestos de poner menos que los hombres.

Una de las hipótesis- motivos por lo que las mujeres delinquen menos que los hombres en el caso de la criminalidad de cuello blanco, es por su dificultad para llegar a esos puestos de poder, en lo que además de llegar menos y con mayores dificultades se las exige mayores requisitos que a los hombres, sometidas a diferentes controles y valoraciones.

El otro de los motivos que podemos juzgar, son las excusas absolutorias, las cuales no tienen demasiado sentido cuando se trata de valorar esta criminalidad como sujeto activo principal del delito. Estas excusas se suelen utilizar cuando se juzga a un delincuente de cuello blanco y su pareja forma parte del proceso por encubrimiento o por colaboración en los delitos de – principalmente – sus maridos.

 

Conclusiones

Claramente la mujer es menos criminal que el hombre. No podemos amparar una afirmación contraria en hipótesis o sugestiones, en la manera que solo se han podido discutir los datos ofrecidos por organismos oficiales y hechos probados.

A lo largo de la historia la criminalidad ha sido objeto de estudio desde distintas perspectivas, pero siempre enfocada a la pobreza y la masculinidad, dejando que la criminalidad femenina en muchas ocasiones fuera juzgada en casa.

Esto ha supuesto un abandono a nuevas perspectivas delictuales y ha provocado la deriva de los estudios y de las investigaciones hasta tal punto de olvidarse de la criminalidad más rica y de la femenina.

Que la tasa de criminalidad femenina sea inferior, se debe a que delinquen menos que los hombres y/o el esclarecimiento de los delitos es menor, que existe un uso abusivo de excusas absolutorias, principalmente y para el caso que compete en estas páginas es la dificultad de las mujeres en obtener un puesto de control. Es aquí donde está el punto del que se debe partir, la desigualdad latente que existe en el ámbito laboral, la misma que provoca que el número de mujeres en puestos de responsabilidad sea menor, lo que se acompaña de un examen exhaustivo a su labor, dificultando indudablemente la comisión delictiva.

Deriva, por tanto, que un mayor control generalizado disminuiría las tasas de delincuencia de cuello blanco también para los hombres, a lo que habría que añadir otras variables.

La desigualdad de la mujer en el ámbito social y laboral repercute en las tasas de delincuencia causando una disminución de la criminalidad. 

Esto nos hace preguntarnos qué ocurrirá cuando la participación de la mujer en la vida laboral, social, cultural…sea en plena igualdad a la del hombre, si aumentará la criminalidad femenina o se mantendrá en las mismas tasas. A pesar de que la mujer está cada vez más presente en todos los ámbitos la criminalidad sigue siendo mucho menor, lo que no impide abogar por la educación en igualdad y en valores que disminuyan las cifras de criminalidad a tasas más tolerables lo que también se debe acompañar por mayores controles y más exhaustivo

  Alicia Rodríguez Sánchez

Criminóloga, Personal Investigador en Formación Universidad de Salamanca

Colaboradora Sec2Crime en la línea de Delincuencia Económica.