Pedofilia y pornografía infantil: una problemática en aumento

Autor: Ángela Martín García

Resumen: La pedofilia y, más concretamente la pederastia generan una gran alarma social. Además, no podemos olvidar la pornografía infantil, puesto que la demanda de este tipo de archivos perpetua que se sigan produciendo casos de abuso sexual infantil.  Abordaremos aquí algunas tipologías y clasificaciones de imágenes de pornografía infantil, tanto internacionales como la nacional.

Palabras clave: Pedofilia, pornografía infantil, abuso sexual infantil, tipologías.

Pedofilia, pederastia y pornografía infantil

Los abusos sexuales hacía menores de edad son una tipología delictiva que genera una gran alarma social, entre otras cosas, debido a la gran vulnerabilidad de la víctima. Por ello, nos encontramos ante un gran problema que resulta bastante complejo, tanto por la dificultad de identificación, como por la dificultad de su tratamiento.

Antes de adentrarnos en el artículo, es importante aclarar algunos conceptos. En primer lugar, destacaríamos la pedofilia, que se trata de una parafilia o trastorno de la inclinación sexual, que consiste en la excitación o placer sexual derivados de actividades o fantasías sexuales con menores prepúberes (generalmente de 13 años o menos). En segundo lugar, la pederastia, que se trata de un término utilizado para aquellas personas que han pasado a la acción, es decir, que han cometido un delito sexual sobre menores.

Por último, es importante destacar el término de pornografía infantil, que consiste en “toda representación, por cualquier medio, de imágenes reales o pseudoimágenes de un menor de 18 años, dedicado a actividades sexuales explícitas, reales o simuladas, en las que se incluyen la representación de las partes genitales del menor o imágenes eróticas o sexualizadas” (Pascual, Giménes-Salinas & Igual).

La importancia de este último concepto radica en que internet ha supuesto una revolución en todos los sentidos, y en este caso lo ha sido para mal. Internet ha favorecido tanto el acceso a este tipo de documentos, como el anonimato de sus consumidores, por lo que podemos aplicar aquí la teoría de las actividades rutinarias (el delito existiría cuando tenemos un delincuente motivado, una víctima propicia y ausencia de guardianes), ya que ha favorecido esta conducta porque ha ofrecido la oportunidad a muchas personas de acceder a este tipo de material que en otras circunstancias puede que lo hubieran evitado, por ejemplo, por los riesgos que conllevaba.

El consumo de imágenes de abuso sexual infantil va en aumento y, el número de delitos sexuales contra niños ha aumentado a medida que se han ido implementando estas nuevas tecnologías. No debemos olvidar que este material existe porque un menor ha sido agredido o abusado sexualmente y, por lo tanto, la demanda de estos archivos favorece la perpetuación de los abusos.

TIPOLOGÍAS DE ABUSADORES SEXUALES INFANTILES Y CONSUMIDORES DE PORNOGRAFÍA INFANTIL

Según Lanyon (1986, en Echeburúa & Guerricaechevarría, 2021) tendríamos dos tipologías de abusadores sexuales infantiles:

Abusadores primarios: preferencia sexual por niños (pedófilos) y apenas muestran interés por adultos. Tienen un nivel de reincidencia alto, puesto que existe una falta de reconocimiento del problema derivado de distorsiones cognitivas acerca del abuso sexual y de los menores.

Abusadores secundarios o situacionales: los contactos sexuales con menores son aislados y debidos a la soledad, consumo de alcohol/drogas o estrés. Habitualmente tienen relaciones sexuales con adultos, por lo que perciben las relaciones sexuales con menores como anómalas, realizándolas de forma impulsiva. Presentan sentimientos de culpa y vergüenza.

En cuanto a la tipología de consumidores de pornografía infantil (Sotoca-Plaza, Ramos-Romero & Pascual-Franch, 2020):

Tipo exclusivo: sólo descargan archivos de abuso sexual infantil y suelen padecer pedofilia.

Sexualmente indiscriminados o curiosos: no tienen una atracción sexual preferente hacia menores, sino que buscan estímulos sexuales infrecuentes.

Tradicionalmente se pensaba que existía una escalada criminal en el consumidor de pornografía infantil. Estos consumidores, debido al mecanismo de habituación, necesitarían cada vez estímulos más potentes para conseguir el mismo placer. Es decir, buscarían cada vez archivos más graves y finalmente acabarían cometiendo el abuso sexual real sobre un niño cuando la visualización del material no fuera suficiente. Sin embargo, pese a que esto pueda llegar a ocurrir, se ha concluido que el consumo de pornografía infantil y el abuso sexual infantil son fenómenos delictivos independientes, que en ocasiones pueden darse en la misma persona (delincuente dual).

Esto mismo ocurre con la pedofilia, ya que existen delincuentes sexuales de menores que padecen pedofilia, pero otros no, como son los delincuentes oportunistas, y también existen consumidores de pornografía infantil que son pedófilos y un porcentaje que no lo son, como la segunda tipología mencionada.

CLASIFICACIONES SOBRE IMÁGENES DE PORNOGRAFÍA INFANTIL

Las escalas más reconocidas a nivel internacional sobre el contenido de pornografía infantil son la Escala del Proyecto COPINE (Combating Peadophile Information Networks in Europe), la Escala SAP (Sentencing Advisory Panel) y una tercera escala Canadiense.

La Escala COPINE muestra 10 niveles que se dividen según la gravedad de la victimización del menor.

La Escala SAP se inspiró en la anterior y tiene dos versiones. La primera versión constaba de 5 niveles según la naturaleza del material pornográfico y el alcance de la participación del menor. La segunda escala consta de 3 niveles, y la reducción se llevo a cabo para poder adecuarlo a la determinación de penas de Reino Unido.

La Clasificación de Canadá es la más reciente y cuenta con 4 niveles que son más genéricos que las de las clasificaciones anteriores.

Basándose en las escalas mencionadas, Pascual, Giménez-Salinas & Igual, adaptaron estas al contexto español. Así, crearon la Clasificación de Imágenes de Explotación Sexual Infantil (CIESI). Para realizar esta clasificación se utilizó una muestra de fotografías y videos archivadas en investigaciones policiales entre 2008 y 2013 sobre pornografía infantil, y para su validación se realizó un acuerdo inter-jueces.

La escala esta basada en la primera Escala SAP, pero, sin embargo, esta nueva clasificación consta de 6 niveles.

Clasificación de imágenes de explotación sexual infantil (Pascual, Giménez-salinas & Igual).

Imágenes que no se engloban dentro de la categoría de pornografía infantil: imágenes no eróticas y no sexualizadas de niños total o parcialmente vestidos o desnudos, provenientes de fuentes comerciales, álbumes familiares o fuentes legítimas, así como imágenes que no se pueden incluir en ninguno de los niveles superiores.

Imágenes de niños total o parcialmente vestidos o desnudos, en poses provocativas o sexualizadas, o que hagan hincapié en las zonas genitales.

Imágenes de actividad sexual realizada entre niños o masturbación propia.

Imágenes de actividad sexual con la participación de un adulto. Se incluye la penetración producida de niño a adulto, pero se excluye la penetración (de cualquier tipo) de adulto a niño.

Imágenes de actividad sexual entre niños y adultos que incluyan penetración de adulto a niño.

Imágenes de actividades sexuales que aumenten el dolor físico o humillación de manera innecesaria, así como actividad sexual entre niños y animales.

Los resultados de la muestra utilizada para esta investigación mostraron que las imágenes que más predominaban eran las de nivel 1 pero, sin embargo, en videos el nivel predominante era el 4. Derivada de esta investigación, además, se encontraron las preferencias en cuanto al perfil de la víctima para el consumidor, que serían los prepúberes, etnia caucásica y sexo femenino. La preferencia por la etnia caucásica podría explicarse por una preferencia de los consumidores de raza blanca por su misma raza o por la distribución del uso de internet, donde la raza blanca se encuentra sobrerrepresentada.

conclusiones

Nos encontramos ante una gran problemática que parece ir en aumento debido a las nuevas tecnologías y, por ello, sería necesario tener las herramientas adecuadas para prevenirla y tratarla.

Encontramos, por una parte, programas de tratamiento psicológico para abusadores sexuales infantiles que trabajan sobre las distorsiones cognitivas, la reducción de impulsos sexuales inadecuados, autocontrol, etc. Por otra parte, tendríamos el tratamiento farmacológico, como es la castración química. Sin embargo, estos sirven o deberían servir para evitar la reincidencia en personas que ya han cometido estos delitos, es decir, estaríamos ante una prevención terciaria.

Como se ha mencionado, hay muchos consumidores de pornografía infantil o abusadores sexuales infantiles que padecen pedofilia y, por lo tanto, se podría trabajar con ellos antes de llegar a cometer el delito de abuso sexual infantil o consumir (o distribuir) ese tipo de imágenes. Estaríamos hablando aquí de una prevención secundaria que realmente sería más eficiente para intentar solucionar el problema antes de que el delito aparezca.

 

Ángela Martín García

Psicóloga especialista en análisis de la conducta criminal

bibliografía

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Babchishin, K. M., Karl Hanson, R., & Hermann, C. A. (2011). The characteristics of online sex offenders: A meta-analysis. Sexual Abuse: A Journal of Research and Treatment23(1), 92-123.

Echeburúa E. & Guerricaechevarria C. (2021). Abuso sexual en la infancia. Nuevas perspectivas clínicas y forenses. Ariel.

Sotoca-Plaza, A., Ramos-Romero, M., & Pascual-Franch, A. (2020). El Perfil del Consumidor de Imágenes de Abuso Sexual Infantil: Semejanzas y Diferencias con el Agresor offline y el Delincuente Dual. Anuario de Psicología Jurídica, 30 (1), 21-27. https://doi.org/10.5093/apj2019a11

Pascual, A., Framis, A. G. S., & Garrido, C. I. (2017). Propuesta de una Clasificación española sobre imágenes de pornografía infantil. Revista española de investigación criminológica, 15, 1-27.

Riberas-Gutiérrez, M., & Bueno Guerra, N. (2018). Pederastia: ¿Existen tratamientos eficaces? Programas dentro y fuera del ámbito penitenciario. Universidad Pontificia de Comillas. Madrid.