Navantia, la empresa clave en la industria de defensa española

Autor: José Corrochano Ponte

Palabras clave: Astilleros Defensa, Naval, Navantia, SeguridadEmpresa pública.

Resumen: Los astilleros públicos españoles se encuentran ante un punto de inflexión: la reducción de la financiación y mala planificación han hecho que su futuro pase por el nuevo Plan Estratégico (2018-2022) en el que se recogen algunas de las claves que han hecho a Navantia un gigante de la construcción naval a nivel internacional.

La historia de la empresa pública española Navantia comienza en 1730 con la creación de los arsenales militares de Cartagena (Murcia), Ferrol (A Coruña), y La Carraca, (Cádiz) desde cuyos astilleros se construían y reparaban los diversos buques de la Armada Española. Como empresa pública civil dedicada a la construcción naval civil y militar, se creó en 2005 como resultado de fusión de varias empresas de los dos ámbitos: la empresa pública Grupo IZAR, Astilleros Españoles (AESA) y la Empresa Nacional Bazán. Todas ellas se integran bajo la dirección de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI). La SEPI es una sociedad estatal (100% española y de capital enteramente público). 

Tiene 4 sedes principales: en primer lugar, las oficinas centrales, situadas en Madrid; y por otro, los centros de producción que se encuentran en diversas zonas a lo largo de la costa española, la ría de Fene (Ferrol), San Fernando (Cádiz) y en Cartagena (Murcia).

EL SECTOR DE LA DEFENSA Y NAVANTIA como empresa

En un país con una innegable tradición y orientación marítima como España, con casi 8.000 kilómetros de costa bañadas por el océano Atlántico y el mar Mediterráneo, es imprescindible poseer una potente flota naval que afronte con plenas garantías los posibles retos de vigilancia, control y defensa que plantean en el escenario internacional más próximo, especialmente en el Estrecho de Gibraltar, una de las rutas marítimas más transitadas del mundo.

España exporta el 90% de su construcción naval y lucha por seguir siendo uno de los líderes europeos de su sector, que genera 70.000 empleos propios e inducidos[1]. Los astilleros civiles y militares españoles tienen ante sí un gran reto de futuro: la reconversión digital y técnica movilizará, presuntamente, más de 3.000 millones y crear 1.700 empleos.

RETOS

España, especialmente la Armada, se beneficiará del impulso digital que recibirá Navantia en los próximos años, ya que actualmente nos encontramos con una flota envejecida y pocos fondos, mientras finaliza el desarrollo (y comienza el uso) de los próximos grandes proyectos de la industria naval nacional, como son las Fragatas F-110 y los submarinos S-80.

ACIERTOS

En estas cuatro décadas de historia, Navantia ha desarrollado decenas de grandes proyectos, tanto para entidades públicas como privadas, que han mostrado una serie de hechos positivos que caracterizan a la empresa.

 1º) Alianzas Europeas

El proyecto de Corbeta Europa, que podría recibir financiación comunitaria, cuenta hasta el momento con la participación de cuatro países, Italia (Fincantieri), como coordinador, Francia (Naval Group), España (Navantia) y Grecia[2].

 2º) Contratos internacionales

La falta de inversión nacional en numerosos nuevos buques de la Armada, así como en modernizar las capacidades de los ya existentes, han obligado a los astilleros públicos a buscar otros horizontes y abrir nuevos mercados, por ello se ha presentado a numerosos concursos públicos internacionales que refuercen su cartera de clientes en este ámbito. Los principales programas en los que participa, entre otros, son: los buques de Acción Marítima (TLET), las Fragatas F-110, las 5 Corbetas para Arabia Saudí o Australia, los submarinos de la clase S-80, etc.

 3º) Proveedores Nacionales

Uno de los principales aspectos positivos que tiene esta empresa es la creación de un importante ecosistema industrial que le sirve de apoyo, así como unas destacadas sinergias con otras grandes empresas tecnológicas y digitales como Iberdrola o Indra.

 4º) Inversión I+D+I (Y desarrollo zonas deprimidas)

Este beneficio social, siguiendo la línea del apartado anterior, también es enormemente positivo, especialmente en aquellas zonas, aparentemente menos favorecidas: el 80% del negocio procede de la exportación, emplea a casi 23.000 trabajadores directos, un 40% de ellos titulados universitarios, y su actividad supone más de 11% de todo el PIB industrial español. El gigante naval nacional ha creado un ecosistema colaborativo externo, a través de universidades, centros de investigación, etc, que contribuyen a buscar la vanguardia tecnológica para ser aplicados en la industria.

 5º) El desarrollo de un plan estratégico

 En diciembre de 2018, Navantia aprobó su nuevo plan estratégico para cuatro años (2018-2022), que busca un cambio de rumbo que pasa por, entre otros objetivos: el rejuvenecimiento de su plantilla, la modernización de las instalaciones, la diversificación y una mayor proyección internacional, desarrollar el concepto de “Astillero 4.0” (una instalación naval inteligente que utiliza inteligencia artificial, big data e impresión 3D para mejorar los procesos y herramientas de producción), y el de “Gemelo Digital” (capaz de cubrir el proceso completo de la vida de un buque de manera virtual desde el diseño inicial o la simulación hasta la fase final de servicio).

ERRORES

Los dos principales problemas de los astilleros públicos españoles han sido la falta de grandes inversiones nacionales y el escaso respaldo institucional a la hora de optar a ellos en el exterior, minusvalorando con frecuencia el peso de los acuerdos entre países y la influencia política en las ofertas para la construcción de buques en el resto del mundo.

 1º) Pérdida de confianza internacional [3]

 La Junta de Investigación de Accidentes de Noruega (AIBN) publicó en 2018 un informe preliminar en el que se culpaba a Navantia del siniestro de la fragata Helge Ingstad en Bergen, el oeste del país, tras un fallo crítico, que provocó su hundimiento tras su choque contra un petrolero. Esta misma semana, el pasado 21 de abril, se publicó el informe final, en el que se exculpaba a los astilleros públicos; sin embargo, acusaciones como esta perjudican seriamente la imagen de la marca y la reputación de toda la industria de defensa española.

 2º) Dirección política, no técnica

En los últimos años, la situación financiera de Navantia, se caracterizaba por tener unas pérdidas continuas, debido a tantos años de nula estrategia y nefasta gestión, que se caracteriza por ser política y no técnica.

Entre sus principales cargos dirigentes, destacan: Susana Hernández (Presidenta de Navantia):es exsenadora por el PSOE, diplomada en Enfermería por la UCAM Murcia. José Manuel Peñas (asesor de Trabajo): el directo adjunto del gabinete de Yolanda Díaz, Ministra de Trabajo, es el actual asesor de los astilleros. Por suerte, Belén Gualda, ingeniera de Caminos, Canales y Puertos, con una amplia experiencia en puestos directivos dentro del sector público empresarial, será la nueva Directora de la Sociedad Española de Participaciones Industriales, SEPI, el organismo público que controla, entre otros a los astilleros españoles.

CONCLUSIONES sobre La sociedad pública española Navantia

Una empresa líder y puntera como Navantia es básica en el diseño y confección de la industria de defensa nacional en un momento en que las dotaciones que posee la Armada (y el resto de fuerzas y cuerpos que conforman la seguridad marítima) destacan por su excesiva obsolescenciaEn la última década, la Armada ha dado de baja hasta 27 buques por este motivo. En la actualidad, España cuenta con una flota que tiene una edad media de 27 años, muy elevada teniendo en cuenta que estarán en servicio entre 30 y 35 años.

 La irrupción de la pandemia se produjo justo cuando el Ministerio de Defensa comenzaba a aumentar la inversión en nuevos medios tras una década de recortes, y se preveía tener un mejor escenario financiero; sin embargo, tras la llegada del COVID-19, se abre un incierto panorama a corto y medio plazo para las FAS, en palabras de Martorell: “vienen de nuevo tiempos de austeridad y sacrificio y la Armada no es ajena a ellos”.

 Para cambiar esta situación es imprescindible impulsar la ley de estabilidad presupuestaria, que permitirá establecer una planificación a largo plazo de los recursos económicos, pero también humanos y técnicos necesarios para tener unas Fuerzas Armadas con grandes capacidades.

Como país, es necesario resaltar la importancia del papel de empresas como Navantia, ya que, a pesar de que invertir en Defensa puede resultar polémico, debido a que la seguridad es un bien intangible que solo se echa de menos cuando no se tiene; es de justicia destacar el gran retorno que produce a la sociedad en múltiples ámbitos: económicos, en la investigación, el desarrollo o la innovación, social, etc.

[1] Cadena de Suministro (20-04-201): «Navantia participará en el consorcio que desarrollará el programa de corbeta europea». https://www.cadenadesuministro.es/noticias/navantia-participara-en-el-consorcio-que-desarrollara-el-programa-de-la-corbeta-europea/

[2] Pérez, R. (15-02-2021). «La revolución tecnológica toma el mando de la industria naval española». ABC: https://www.abc.es/economia/abci-revolucion-tecnologica-toma-timon-industria-naval-espanola-202102150210_noticia.html

[3] Defensa y Aviación. (24-01-21) «Noruega exculpa a Navantia  y revela la causa del hundimiento de la fragata Helge Ingstad». Outono: https://www.outono.net/elentir/2021/04/21/noruega-exculpa-a-navantia-y-revela-la-causa-del-hundimiento-de-la-fragata-helge-ingstad/

 

José Corrochano Ponte

Analista de Ciberseguridad