Variaciones culturales en la expresión de opiniones y sistemas organizativos

Autor: Álvaro Mota Garrido

Resumen

En un mundo globalizado, frecuentemente tratamos con personas de culturas distintas a la nuestra. Estas diferencias pueden ser inconscientemente ignoradas y dificultar el desarrollo de una comunicación adecuada. Conocer estas, y saber cómo manejarlas, puede ayudarnos a entablar mejores relaciones, a fin de que nuestra interacción con estas personas sea más fructífera.

Ninguna variable que se usa para evaluar las concepciones o percepciones de un ser humano funciona de manera idéntica para todos los individuos de un mismo grupo. Estas nos sirven como aproximaciones para tratar de manera más eficaz con otras personas, reduciendo el riesgo de errores en la comunicación.

Dentro de las múltiples dimensiones que se evalúan en el análisis sociocultural, algunas pueden confundirse fácilmente. Ejemplos de esto son la forma de criticar o expresar un desacuerdo, así como el modelo de toma de decisiones y el esquema jerárquico de un grupo.

Palabras clave: SOCINT, sesgo de representatividad, diferencias culturales, comunicación

El sesgo de representatividad

La enorme cantidad de culturas e idiomas en el mundo hace que la forma de expresarse e interpretar el mundo de las personas varíe en función de en qué parte del globo nos encontremos. Reconocer estas diferencias culturales es importante para evitar malinterpretaciones.

Sabiendo cuál es el estilo de expresión y funcionamiento típico de un grupo, evitaremos caer en el error fundamental de atribución, o juzgar a un individuo como fruto exclusivo de sus características particulares, y el sesgo de representatividad.

Feedback negativo: directo/indirecto

En todas las culturas se observa el uso de la crítica constructiva. A pesar de ello, a la hora de dar una valoración negativa, unas culturas emplean expresiones más directas que otras. Estas no deben interpretarse como una falta de respeto o desprecio hacia quién lo recibe.

Se utilizan calificativos que aumentan el nivel de negatividad asociado a una crítica y tienen un carácter absoluto. Por ejemplo, se emplean palabras y frases como “esto es absolutamente inadmisible”. “completamente” o “muy improcedente”.

En las culturas FND, la crítica puede darse tanto en privado como en un ambiente público. Es normal que estos mensajes se reciban delante de compañeros o en una reunión grupal.

Se utilizan expresiones que disminuyen el nivel de negatividad asociada a una crítica, aludiendo a la relatividad de las valoraciones emitidas. Por ejemplo, se emplean palabras y frases como “en mi opinión” “desde mi punto de vista” o “es posible”.

En las culturas FNI, la crítica es siempre privada, evitando que se produzca delante de otras personas. Además, a la hora de resaltar un aspecto negativo, se busca ensalzar otro positivo, a modo de compensación.

Expresión de desacuerdo

El desacuerdo no es lo mismo que el feedback negativo. Estar en desacuerdo no implica expresar esta diferencia de opinión, ni afecta al modo en que esto se hace. A la hora de clasificar a las culturas, estas se repartirán a lo largo de la dimensión confrontación/evitación

Contrariar en estas culturas se interpreta como una forma de desarrollo. Cuestionar las opiniones de otros lleva al debate y esto repercute positivamente en el grupo. Las relaciones personales no se ven afectadas por estas expresiones de desacuerdo.

La expresión abierta del desacuerdo no se considera correcta. Llevar la contraria se percibe como una crítica o desafío personal, por lo que se evita a toda costa.

Modelo de toma de decisiones

Cuando intentamos establecer acuerdos con individuos o grupos de otras culturas, estos pueden necesitar consultar sus decisiones con otras personas, bien por su rango profesional, posición familiar o por la necesidad de un acuerdo entre todos los afectados. A la hora de estudiar los sistemas de toma de decisiones, los extremos del espectro son el consenso y el decisor único.

Exige un acuerdo por parte de todo el grupo, para llevar a cabo la decisión. Por tanto, conlleva mucho tiempo alcanzar un acuerdo. En un sistema consensuado, el proceso de toma de decisiones sea largo. Esto se traduce en una mayor cantidad de reuniones y otro tipo de interacciones, que actúan como muestra de compromiso.

Si bien estos sistemas pueden resultar en desarrollos tediosos, una vez que se alcanza el consenso, las decisiones tomadas están sujetas a pocos cambios y modificaciones.

En este modelo, solo el decisor tiene potestad para determinar qué hacer. El resto de integrantes del grupo no participan en este proceso, lo que confiere a estos sistemas de una gran agilidad. No obstante, la falta de contraste de opiniones hace que los errores y modificaciones sobre la marcha sean más frecuentes que en sistemas consensuados.

En estas organizaciones, la figura de decisor y de líder no tiene por qué ser la misma, puesto que el papel de decisor puede variar de un sujeto a otro en función de la materia a tratar

Modelo de poder. Jerarquías horizontales y verticales

En toda sociedad existe una jerarquía. En función de cuál estemos evaluando, la verticalidad de estas y la imagen asociada a un líder puede variar mucho. En las sociedades más igualitarias, es frecuente dirigirse a los superiores por el nombre y con un estilo más laxo. Sin embargo, en las sociedades jerarquizadas, se debe emplear el apellido y utilizar un lenguaje más formal.

En estos casos, el líder no es percibido como superior a sus subordinados, sino como un facilitador entre iguales. Las estructuras organizativas en estas sociedades son muy planas, con canales de comunicación abiertos entre todos los integrantes, sin necesidad de procesos de escalado de la información.

En las sociedades igualitarias es frecuente observar un fenómeno denominado level-hopping. Este hace alusión a la comunicación entre dos individuos sin necesidad de comunicárselo a ningún mando intermedio entre ellos. De hecho, hacerlo puede ser percibido como una muestra de desconfianza.

  • los líderes dirigen sin tener relación con sus subordinados, especialmente si estos no responden directamente a él. Las estructuras organizativas en estas sociedades están verticalizadas, minimizando la interacción entre diferentes niveles. En estas culturas, se respeta a los superiores como tales, dándoles el rol de protectores.

 

En las sociedades jerarquizadas, el level-hopping no está aceptado. A la hora de comunicarse con alguien de rango inferior o superior, se debe hacer constar a los mandos intermedios y, en el caso de una comunicación ascendente, tener su permiso.

Álvaro Mota

Analista de Inteligencia