Destrucción Mutua Asegurada, MAD (I): el coste-beneficio de las amenazas

Autor: Álvaro Mota Garrido

La Destrucción Mutua Asegurada (MAD) nació como una forma de evitación de conflicto durante la Guerra Fría. Su base de funcionamiento es simple, basándose en el principio de disuasión y probó ser efectiva durante el conflicto entre Estados Unidos y la Unión Soviética.

Sin embargo, las implicaciones de esta estrategia conllevan una serie de desafíos y riesgos que pueden forzar respuestas con graves consecuencias para todos los actores implicados, además de potenciales daños colaterales.

A la hora de determinar una estrategia o realizar un análisis de escenarios, la doctrina MAD puede ser una forma de garantizar la no agresión entre actores. No obstante, esta conlleva una serie de riesgos y costes, los cuales pueden no ser siempre asumibles.

Palabras clave: MAD, efecto disuasorio, riesgo, juegos secuenciales

La amenaza del conflicto como estrategia de evitación de estos: M.A.D.

Los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki durante la Segunda Guerra mundial, mostraron el potencial de las armas atómicas. En ese momento, sólo Estados Unidos había mostrado capacidades nucleares. Sin embargo, durante los inicios de la Guerra Fría, su adversario principal, la Unión Soviética, logró tener sus propias armas nucleares.

El hecho de que ambos países pudieran emplear dispositivos con semejante potencial planteaba dos problemas correlacionados:

  1. Un conflicto nuclear podría suponer el fin del mundo
  2. Emplear armas de semejante potencia supone un conflicto en la mente humana. Puede que, llegado el momento de dar una respuesta nuclear, una persona no fuese capaz de llevar a cabo esa acción.

Ante este dilema, Schelling planteó la doctrina de la Destrucción Mutua Asegurada (MAD, por sus siglas en inglés). Esta se puede definir como la garantía de que, ante un ataque con la capacidad de destruir un país, este podrá, y sin duda dará, respuesta una respuesta igual contra su atacante (Schelling, 2020). 

Esta definición se reduce a generar una situación tal que, para evitar el conflicto, se debe garantizar que este se saldará con la destrucción de todos sus participantes. La clave de la efectividad de esta doctrina radica entonces en dos pilares: el miedo a la respuesta del enemigo y la garantía de que este puede responder a nuestras acciones.

Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

El efecto disuasorio. Cómo la aversión al riesgo dificulta algunas conductas

El principio en el que se basa la doctrina M.A.D. es lo que, en ámbitos como la criminología, el derecho y la psicología, se conoce como efecto disuasorio. Este hace referencia a cómo el poder que el miedo a una respuesta tiene sobre la probabilidad de que una acción ocurra.

Si una acción es castigada con una pena de cárcel de 1 año, la probabilidad de que una persona cometa este delito es menor que si no existe ninguna clase de pena. El propio temor a un posible castigo en el futuro influye en la realización de nuestras acciones en el presente.

Sin embargo, como se ha comentado antes, el uso de armas nucleares tiene unas implicaciones tales que, de darse una situación en la que hubiera que emplearlas como respuesta, muchas personas tendrían dificultades para ello. Este problema en sí mismo es otra muestra de efecto disuasorio (Parrington, 1997). 

Una forma de resolver esta situación es la que se plantea en la película Teléfono Rojo, volamos hacia Moscú (Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb), que ya en 1964 planteaba un sistema automático de respuesta ante un ataque nuclear. Esto permitiría eliminar la variable humana, garantizando que cualquier ataque sería devuelto.

Independientemente de que estos sistemas sean ficticios o reales; si una reacción, o castigo, está garantizada, el poder del efecto disuasorio asociado a esta es mayor. Si la probabilidad de cumplir un año de cárcel por un delito es del 10%, es mucho más probable que alguien lo cometa que si la probabilidad es del 100%.

M.A.D. desde la teoría de juegos

A la hora de estudiar escenarios complejos, la teoría de juegos nos permite obtener representaciones simplificadas de estos. En artículos anteriores se comentó el juego de la caza. A la hora de ver cómo la dinámica de MAD funciona, debemos recurrir a los juegos secuenciales. En estos, los participantes toman turnos en lugar de actuar al mismo tiempo.

En la siguiente representación, los cuadros rojos representarán a los dos actores, los azules a las acciones llevadas por estos y en blanco los diferentes resultados.

Nota: la acción “No responder” no tiene ningún resultado porque, de acuerdo con la doctrina MAD, este escenario no es planteable.

Teniendo esta representación, conocida como árbol de decisiones, podemos estudiar cuáles son las ramas, o líneas de acción más favorables para los dos actores.

Hay dos escenarios que llevarían a una respuesta nuclear y, por ende, a una destrucción global. Dado que estos solo presentan como alternativa una opción que no está disponible, la no reacción por parte del otro actor, esta decisión no es favorable para nadie.

La doctrina MAD garantiza que la inacción por parte de ambos actores sea el único escenario posible.

Conclusiones

La doctrina MAD es un método de disuasión que ha sido de gran utilidad para evitar conflictos. Sin embargo, debido a que su funcionamiento se basa en la garantía continua de una amenaza, esto genera ambientes de tensión y un equilibrio muy frágil.

A través de este procedimiento, y ayudados por las representaciones obtenidas mediante teoría de juegos, podemos observar cómo, a veces, el mejor modo de provocar o evitar un tipo de respuesta es la eliminación de variables, en lugar del uso de modelos de persuasión más sutiles. No obstante, este tipo de estrategias conllevan unos costes y riesgos que no siempre son aceptables o asumibles. 

A pesar de esto, los entornos en los que una doctrina MAD está presentada, como puede ser el reparto de recursos limitados, puede dar lugar a modelos de funcionamiento más efectivos y que, de otro modo, puede que no se hubiesen dado. Esto es lo que algunos actores han denominado entornos de cuasicooperación.

Álvaro Mota

Analista de Inteligencia

Referencias

Parrington, A. J. (1997). Mutually Assured Destruction Revisited. Strategic Doctrine in Question. Air and Space Power Journal.

Schelling, T. C. (2020). Arms and influence. Yale University Press.