Yihadismo en España 17 años después del 11-M

Autor: Amanda Pérez Gómez

Resumen

Sin ningún tipo de recelo es posible afirmar que España, y el mundo en general, cambió a partir de los atentados del 2001 y 2004, en Nueva York y Madrid respectivamente. El cambio en las tendencias se vislumbra fácilmente; Daesh como relevo de Al Qaeda, con una nueva metodología de atentados y con nuevos perfiles de radicalizados yihadistas. Siendo el 11-M un punto de inflexión en la contrainteligencia y el contraterrorismo, observamos que, además de una reforma legislativa e incluso institucional, los planes de estos individuos se siguen escapando a nuestro control. En esta ocasión, localizados en Cambrils y Barcelona, volvieron a conmocionar a España.

Palabras clave: Terorrismo yihadista, 11-M, Madrid, Barcelona, Cambrils, Daesh, Al Qaeda

DE AL QAEDA A DAESH

Al Qaeda tras los atentados del 11-S se convirtió en un foco de atención mundial. Tres días después de los mismos, Estados Unidos establece la Global War on Terrorism (GWOT), llevando a cabo las intervenciones armadas de Irak y Afganistán.[1]

El núcleo central de Al Qaeda había quedado debilitado y el nuevo líder, Ayman al Zawahiri, no poseía el mismo carisma que su antecesor Bin Laden. Por lo que cada vez con mayor frecuencia se emprende una yihad armada sin líderes globales, llevada a cabo por grupos informales y dispersos. Surge el sistema de filiales (AQPA, AQI y AQMI).[2]

En octubre de 2006, la filial iraquí establece el Estado Islámico de Irak (ISI), criticado por la dirección general de Al Qaeda, considerándolo una decisión prematura. Habiéndose consagrado la ruptura entre ISI y Al Qaeda, de manera pública y definitiva desde febrero de 2012. No obstante, con el surgimiento de las primaveras árabes, consiguieron expandirse hasta Siria y proclamar el Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS). En 2014 establecían en Raqqa la capital de su autodenominado Estado.[3]

Nuevos actores y metodologías

Desde los atentados en Madrid aquel 11 de marzo de 2004, la tendencia yihadista en nuestro país ha cambiado en diversas facetas. Diecisiete años después podemos distinguir dos periodos: el primero hasta el año 2011 y el segundo desde el 2012.

En el primero de ellos se localiza el surgimiento de las Primaveras Árabes y el asesinato del líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden. Mientras que en el segundo, estalla la guerra en Siria fruto de las revueltas árabes y la ruptura con la franquicia de Al Qaeda en Irak, dando posteriormente lugar a Daesh, como nueva matriz del yihadismo global, y al establecimiento del autodenominado “Estado” islámico.

En relación con todos estos acontecimientos podemos analizar las variaciones en el yihadismo en España desde entonces.

Procedencia

En primer lugar, mientras que durante el primer periodo los yihadistas eran principalmente inmigrantes de primera generación procedentes de Marruecos (edad media de 30 años), actualmente se trata de individuos de segunda generación, jóvenes hijos de inmigrantes marroquíes (edad media de 28 años),[4] además de la participación de mujeres (edad media de 22 años). A esto se suma el yihadismo homegrown,[5] y la presencia de conversos al islam.[6]

Medios de radicalización

Tanto en aquellos yihadistas del primer periodo como del segundo, destaca la presencia de agentes de radicalización, diferenciándose por la concentración de núcleos yihadistas: en los primeros años el proceso de radicalización se ejecutaba de manera offline, lo que provocaba bolsas de radicalización; ahora, el medio online ha tomado especial relevancia en el yihadismo global, evitando esas bolsas y consiguiendo una dispersión del fenómeno, y por tanto, aumentando su peligrosidad.[7]

Focos de radicalización

El último punto, la implicación terrorista. Mientras que en tiempos pasados primaba la presencia de Células, como la de Abu Dahdah en el 11-M, actualmente destacan las acciones en solitario por individuos auto radicalizados. Además de las preferencias en lo relativo a la zona a atacar: desde el establecimiento del “Califato” se produjo una huida masiva de foreign fighters a Siria e Irak (de los 30.000 movilizados, 5.000 eran europeos y de estos 150 españoles)[8], siendo justo lo contrario en el primer periodo estudiado. Este último fenómeno resulta además un peligro añadido, teniendo en cuenta que desde la caída del Califato se ha producido una ola de foreign fighters retornados.

Focos en España

Sobresaliendo Barcelona, con un 23,2%, como foco de radicalización dentro de la península, seguido de Ceuta con un 22,2%, Madrid con un 19,2% y Melilla con un 12,1% de radicalizados, cabe destacar que el yihadismo en España, se concentra en áreas urbanas de tamaño medio.[9]

A pesar de que el 35,3% del total se radicalizó por vía online, predominan los entornos mixtos, con un 40,3%.[10] En definitiva, en la mayoría de los casos los ataques han sido planificados, coordinados y llevados a cabo por actores locales, suponiendo una amenaza difusa por la dificultad que plantea para su identificación. Hay que tener en cuenta además, que el retroceso territorial de Daesh ha frenado la emigración, debido a eso, los actores radicalizados han decidido atentar en el propio suelo europeo.[11]

 

COMPARATIVA DE LA TÁCTICA EMPLEADA POR AL QAEDA Y LA USADA POR DAESH

Como se ha destacado en el apartado anterior, Al Qaeda recurría a atentados más “magnificados”: aviones de pasajeros contra los rascacielos más carismáticos de Nueva York, explosiones masivas de trenes a plena hora punta en Madrid o en el metro de Londres… Sin embargo, vemos como Daesh, recurre a un miedo social más espontáneo, pero que cala de manera más profunda en el individuo: Los denominados “actores solitarios”.

¿Por qué un modus operandi tan sencillo puede infundir el mismo miedo que las imágenes de varios aviones chocándose contra dos rascacielos? Se debe al miedo a: “están entre nosotros”, “pueden actuar en cualquier momento y nadie puede detenerles, enterarse de sus intenciones; sus actos son inevitables”. En los últimos años, Europa ha sido el principal objetivo del terrorismo yihadista en Occidente, con diversos atentados en capitales europeas, como París o Bruselas, provocando, efectivamente, menos víctimas que los cometidos por Al Qaeda, pero siendo más magnificados por los medios de comunicación. La clave de este mayor miedo es el hecho de ver al propio terrorista, al individuo en sí arremetiendo contra la población, ponerle cara, un envalentonamiento, la ausencia de miedo o pudor en matar del individuo. Ya no son mochilas bomba o “un avión”, es individuo armado contra masa de personas indefensas. Incitan a pensar que puede ocurrir estés donde estés o que cualquier lugar es inseguro.

Esta nueva metodología yihadista ha condicionado la vida occidental, poniendo en el punto de mira cualquier rincón de nuestra ciudad, las aglomeraciones de gente y generalizando la islamofobia.

La sospecha hacia el árabe, como posible terrorista, es latente en nuestra sociedad, sobre todo en los medios de transporte, aeropuertos y aglomeraciones, comprobando como los atentados de Al Qaeda siguen presentes en nuestra memoria y correlacionando ambas organizaciones.  

*Elaboración propia

11-M vs 17-A

Qué mejor forma de comprobar las diferencias y similitudes entre la metodología actual impulsada por Daesh que la implantada por Al Qaeda que comparando la estructura y motivación que impulsó los atentados en Madrid y Cataluña.

Célula

En ambos destaca la presencia de un líder espiritual, como elemento unificador de la célula. En el caso de la célula de Abu Dahdah en Madrid, “el Tunecino” (Serhane ben Abdelmajid) y en el de la de Ripoll, el “imán de Ripoll” (Abdelbaki es Satty).

Además, ambas contaban con una base de operaciones, en Morata de Tajuña y Alcanar, utilizadas para confeccionar los explosivos y planificar los atentados.

Escenario

Tanto en el 11-M como en el 17-A los atentados iban enfocados a varias localizaciones, con la finalidad de esparcir el miedo en un mayor ratio. Solo consiguieron dicho objetivo en Madrid, al elegir diversos trenes.

En suma, ambos pretendían cometer un segundo atentado tras su huida. El segundo 11-M iba a tener lugar en Barcelona, en 2008: El cabecilla de la célula era un imán de Barcelona.[12]

Conexiones

El conjunto de los yihadistas implicados en los atentados del  11 de marzo procedían de tres componentes: los integrantes de la célula de Abu Dahdah, de integrantes del GICM de diversos países de Europa Occidental (Bélgica) y de bandas de delincuentes comunes.[13]

Mientras que de la célula de Ripoll no se han conseguido establecer relaciones internacionales, a pesar de las arduas investigaciones policiales.[14] ENLACE EXTERNO

Motivación

En ambos casos España se encuentra en el punto de mira por su presencia y colaboración en las diferentes ofensivas llevadas a cabo por Europa y Estados Unidos en Irak y posteriormente Siria. Además de otros fenómenos históricos relacionados con Al Ándalus.

CONCLUSIONES

Tras analizar las características impulsadas por ambas organizaciones, en este caso enfocándonos en dos atentados concretos, podemos observar detalles que nos aproximan a la realidad de cada organización.

Es llamativo observar cómo es posible, en cierta parte, adaptar el principio de la materia al yihadismo: Ni se crea ni se destruye, se transforma. Y en verdad es así. Durante años ha estado presente en nuestra sociedad de una forma u otra, adaptándose a los cambios en los acontecimientos, situaciones sociales y políticas y, especialmente, a las vías disponibles para su expansión.

Ateniéndonos al “efecto lindy” el terrorismo es un fenómeno difícil de erradicar, existirán momentos de bonanza y momentos de decadencia en su poder, pero el fenómeno persistirá.

Las sociedades, ya sea de Occidente o de Oriente, son vulnerables a este tipo de movimientos, que localizan en cada individuo la debilidad sobre la cual atacar, consiguiendo su sumisión.

Se han desarrollado diversas medidas contraterroristas y de desradicalización, sin embargo, por muy eficaces que sean o hayan sido, el problema ha resurgido. Nuevamente podemos establecer un símil, en este caso con la hidra, eliminando uno aparecen el doble, así sucesivamente. Diversos Estados occidentales han atacado tanto a líderes como a bases de Al Qaeda y de Daesh, provocado el alzamiento y aumento de fieles.

Estas palabras no definen al yihadismo como algo invencible, sino como algo complicado; al igual que en el caso español se supo controlar a ETA, con el paso del tiempo se aprenderá de los errores y se adoptaran medidas prospectivas que atenúen de raíz la radicalización yihadista.

Amanda Pérez Gómez

Referencias

[1] Farré, J. A. (2017). Historia del terrorismo yihadista: de Al Qaeda al Daesh. Madrid: Síntesis. Pág. 163-164.

[2] Íbidem. Pág. 165.

[3] Íbidem. Pág. 174-175.

[4] García-Calvo, C. (2016). ¿Cómo son los yihadistas en España? Cambios y continuidad tras el 11-M. OIET.

[5] Reinares, F. (11 de Marzo de 2019). Yihadismo en España: continuidad y cambio. El País.

[6] Neumann, P. R. (2013). The trouble with radicalization.

[7] Reinares, F. (11 de Marzo de 2019). Yihadismo en España: continuidad y cambio. El País.

[8] García-Calvo, C. (2016). ¿Cómo son los yihadistas en España? Cambios y continuidad tras el 11-M. OIET.

[9] Reinares, F., García-Calvo, C., & Vicente, Á. (9 de Agosto de 2017). Dos factores que explican la radicalización yihadista en España. Real Instituto El Cano, 13. *Análisis del artículo*

[10] Reinares, F., García-Calvo, C., & Vicente, Á. (9 de Agosto de 2017). Dos factores que explican la radicalización yihadista en España. Real Instituto El Cano, 13. *Análisis del artículo*

[11] Farré, J. A. (2017). Historia del terrorismo yihadista: de Al Qaeda al Daesh. Madrid: Síntesis. Pág. 197-202.

[12] Resumen: Reinares, F. (2014). ¡Matadlos! Quién estuvo detrás del 11-M y por qué se atentó en España. Barcelona: Galaxia Gutenberg. Capítulo 13 y 14. Pág. 215-241.

[13] Resumen: Reinares, F. (2014). ¡Matadlos! Quién estuvo detrás del 11-M y por qué se atentó en España. Barcelona: Galaxia Gutenberg. Capítulo 7. Pág. 113-119.

[14] Altimira, O. S. (4 de Diciembre de 2020). Las conexiones internacionales de los terroristas del 17-A, un callejón sin salida. el Diario