Nuevas tecnologías y Pornografía. Riesgos en adolescentes

Autor: Jesús Cervera

Resumen

En los últimos años se viene produciendo una revolución tecnológica que ha facilitado el acceso libre a contenido de todo tipo. Este contenido no siempre es el más adecuado y muchos menos para niños o adolescentes, los cuales pueden acceder a ello de manera rápida y gratuita. Es por ello que numerosos expertos se preguntan si las nuevas modalidades de pornografía están influyendo en las actuales generaciones

Palabras clave: pornografía, internet, adolescentes, delitos, actitudes

Nuevas tecnologías y acceso a contenido sexual

En los últimos años se ha producido un aumento considerable del consumo de pornografía. Dicho incremento es preocupante porque los menores no son los potenciales “espectadores” de páginas que ofrecen contenido sexual. Según un reciente informe realizado por Save the Children en 2019, el 53,8% de jóvenes (entre trece y diecisiete años) afirma haber visto pornografía por primera vez entre los seis y los doce años. Ya no estamos hablando de adolescentes, sino de niños.

Esta realidad viene de la mano de una situación global que acarrea diversos problemas: el acceso incontrolado a las nuevas tecnologías. Esto incluye páginas webs de contenido inadecuado, redes sociales, juego o apuestas online. Actualmente, se está estudiando y analizando cómo la evolución de la tecnología afecta a fenómenos preocupantes como pueden ser el acoso o ciberacoso, sexting, trata de personas, delitos de odio o pornografía infantil. Evidentemente, esto adquiere mayor seriedad en edades tempranas, donde la madurez está incompleta y la manera de interpretar el mundo es bien distinta.

Asimismo, muchos padres y madres carecen de conocimiento en nuevas tecnologías provocando una falta de control, y, en definitiva, ausencia de límites. Sin estos límites los menores pueden acceder a todo tipo de contenido, en muchas ocasiones, totalmente inapropiado para su edad. En este sentido, vamos a focalizarnos en el consumo de pornografía, especialmente en las consecuencias en los menores y ver qué relación puede existir entre otras problemáticas asociadas.

Adolescencia y pornografía

Hoy en día, es innegable la facilidad y accesibilidad que nos proporcionan las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICS) en nuestra vida cotidiana. Gracias a las nuevas tecnologías, estamos conectados entre todos y tenemos acceso a infinidad de contenido, en muchas ocasiones de manera “gratuita”.

En la red, además de entretenimiento, buscamos dudas, sugerencias, ideas e incluso miedos y preocupaciones, amparándonos en una supuesta sensación de anonimato. Esta búsqueda de “respuestas” y entretenimiento es mucho mayor en la población adolescente.  Desde bien temprano, los jóvenes tienen dudas acerca de numerosos temas, entre los que se encuentra, como no, la sexualidad. Es en esta etapa donde vamos a centrarnos, ya que se producen numerosos cambios a nivel físico y psicológico y el consumo de pornografía puede tener un efecto perjudicial.

Generalmente, los jóvenes adquieren esta información mediante su grupo de iguales o familiares. Existen programas de educación sexual, pero normalmente no consiguen los objetivos propuestos. Como pudimos ver anteriormente, el inicio del consumo de pornografía se sitúa más temprano que hace unos años. Según un estudio elaborado por la Universidad de Illes Baleares, se estima que:

Un 75.8% de los hombres menores de 16 años consume pornografía con frecuencia y que uno de cada cuatro varones comenzó a consumirla antes de los 13 años” (Ballester y Orte, 2019).

Debido a la facilidad, accesibilidad y el bajo coste del contenido, los jóvenes tienen en la palma de su mano posibilidades infinitas. Como señalan los autores, “en ocasiones no hace falta ni realizar una búsqueda voluntaria, sino que se encuentran ventanas que se abren a modo de anuncio y que llevan a adolescentes de edades muy tempranas a la pornografía”.

 

Consecuencias del consumo de pornografía en jóvenes

Debemos recordar que el cerebro de un adolescente está en pleno proceso de desarrollo, en consecuencia los estímulos le afectan de manera diferente a como lo haría con un adulto. Por ello, el visionado de pornografía a edades tempranas podría estar relacionado con los siguientes aspectos:

Pueden recibir información errónea sobre la sexualidad. No obstante, también hay en internet una cantidad de información muy útil y valiosa, pero deben aprender a buscar y filtrar.

La pornografía no es el medio adecuado para educar en sexualidad.

Se facilita la continuación de estereotipos y roles (sexismo).

Distorsión de la imagen que se tiene del sexo opuesto.

Se ha demostrado que los adolescentes que visitan asiduamente estas páginas web tienen más probabilidades de tener conductas de riesgo: comportamientos como no usar medios anticonceptivos o consumir sustancias durante el sexo (Braun-Courville y Rojas, 2009).

A nivel cognitivo, se puede producir un aumento de la tolerancia a dichas conductas, y así incrementar la aceptabilidad: normalizar situaciones de abuso, parafilias o relaciones desiguales.

En relación con la adicción, algunos estudios neurológicos han demostrado que el consumo excesivo de pornografía comparte los mismos mecanismos cerebrales que las adicciones a substancias o al juego (Love et al, 2015).

Además, a largo plazo el consumidor necesitará una “dosis” progresivamente mayor, es decir, contenidos más fuertes o extremos.

Muchas voces afirman que también juega un papel positivo, al permitir a muchas personas satisfacer ciertas fantasías y “aliviar” sus pulsiones.

De hecho, la justificación de estos estudios es la relación inversamente proporcional entre disponibilidad de pornografía y el número de crímenes sexuales (Diamond, 2010).

Pero…tan sólo es contenido sexual...¿Por qué tanta alarma? ¿QUÉ PUEDEN VER LOS MENORES EN LAS PÁGINAS DE CONTENIDO ADULTO?

Solemos pensar que las páginas que ofrecen este contenido están controladas y sus vídeos cumplen con los preceptos legales. Nada más lejos de la realidad. El pasado mes de diciembre, Pornhub, una de las páginas con mayor número de visitantes, tuvo que borrar más de 10 millones de videos (casi un 80 % del total) después de una investigación realizada por el New York Times.

Pudieron corroborar que en esta plataforma había videos de menores, violaciones, o videos subidos sin el consentimiento del participante/s. La compañía se justificó alegando que elimina los videos cuando algún usuario lo denuncia, es decir, no revisan el contenido hasta que ocurre este hecho.

La sociedad parece no percatarse de la gravedad del asunto. Cualquier persona, incluido niños, puede acceder de manera rápida, directa, gratuita y casi desde cualquier localización a este tipo de contenido. ¿Puede el visionado de estos vídeos en edades tempranas desinhibir y facilitar la conducta delictiva?

 

Posible relación con delitos de naturaleza sexual

Existe una línea de pensamiento que afirma la existencia de una relación entre el consumo elevado de pornografía y determinados delitos como violación o acoso sexual. Desde tiempo atrás, y empujado por facciones conservadoras, se han realizado muchos estudios para relacionar la pornografía con el comportamiento desviado. Tras casi 20 años de investigación, se han obtenido resultados diversos.

Si bien es cierto, la mayoría de los estudios indicarían que sí existe una relación. Hay que destacar un dato objetivo que puede ayudar a entender el fenómeno: casi en el 50% de los vídeos, aparecen conductas violentas. No obstante, pocos han evaluado el impacto de las nuevas formas de acceso a la pornografía y sobre todo, cómo influye en jóvenes.

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En relación con los menores, se está produciendo una preocupante tendencia en lo relativo a delitos sexuales.

( Menores condenados por delitos sexuales en el período 2017-2019. Fuente: INE)

No obstante, debemos señalar dos aspectos importantes sobre estos datos:

  • Esta tipología de delito puede contar con una cifra negra considerable. Con el desarrollo de la sociedad y la eliminación de estereotipos o estigmas, las víctimas han podido tener más apoyo social, así como herramientas para denunciar y responder ante tales hechos.

  • El aumento de estas cifras puede deberse, en parte, a la modificación del Código Penal introducida en 2015 que subió de 13 a 16 años la edad para prestar el consentimiento en las relaciones sexuales. Aun así, las cifras han subido paulatinamente durante los últimos años, situándose en 2019 en 416 condenados, con respecto a los 269 de 2017.

La Fiscalía General del Estado ya ha advertido de este aumento y además señalan “la precocidad que muestran y comportamientos altamente sexualizados entre menores de muy corta edad “.

CONCLUSIONES

Se ha desarrollado una exposición de datos acerca de la influencia que pudiera tener el consumo excesivo de pornografía en jóvenes. En este sentido, no se pretende demonizar la pornografía, ni mucho menos adoptar una postura de censura, pero sí señalar aspectos clave a tener en cuenta.

Para finalizar, es importante señalar que la prohibición y censura puede llegar a ser contraproducente. Una mejora en la educación sexual y en la ciudadanía digital, tanto a padres como a hijos, será positivo en edades tempranas y fomentará un conocimiento de la sexualidad, capacidad crítica e inteligencia emocional.

Con una buena educación sexual, y valores como la igualdad y el respeto, el consumo de pornografía (en adultos) no debe llevar a estereotipos ni actitudes violentas, puesto que, como cualquier otro contenido, debe diferenciarse entre la realidad y la ficción.

Sin embargo, la cosa cambia con los menores: Un niño o niña que cuente con un smartphone y conexión a internet es un potencial destinatario de contenidos de índole sensible, es muy arriesgado pensar que estos estímulos no afectan al desarrollo de los menores.

Jesús Cervera– Criminólogo y Psicólogo

Referencias

-Ballester, L., Orte C., Pozo, R. (2019). Nueva pornografía y cambios en las relaciones interpersonales de adolescentes y jóvenes. Universitat de les Illes Balears

-Braun-Courville, D. K., & Rojas, M. (2009). Exposure to sexually explicit web sites and adolescent sexual attitudes and behaviors. Journal of adolescent health45(2), 156-162.

– Diamond, M. (2010). Porn: Good for us? Scientific examination of the subject has found that as the use of porn increases, the rate of sex crimes goes down. The Scientist, 24(3), 29-30.

-Ferguson, C. J., & Hartley, R. D. (2020). Pornography and sexual aggression: Can meta-analysis find a linkTrauma, Violence, & Abuse.

-Kristof, N. (2020, 10 diciembre). Opinion | The Children of Pornhub. The New York Times.https://www.nytimes.com/2020/12/04/opinion/sunday/pornhub-rape trafficking.html

-Save the Children. (2020, junio). (Des)información sexual: Pornografía y adolescencia. Save the Children España.