El anonimato en internet: La espada de doble filo
Autor: Ainoa Guillén González
Privacidad y anonimato. Es el gran debate que lleva años gestándose en la red. Las sociedades que protegen nuestros derechos tienden a defenderlo y los criminales a utilizarlo a su favor. En la era de la información y las comunicaciones donde todos nos encontramos conectados la comunicación anónima ha supuesto un hito histórico que abandera la libertad de expresión y garantiza la privacidad de los usuarios. Pero no todo el mundo lo utiliza con carácter positivo.
Palabras clave: Anonimato, privacidad, criminales, internet, red, identidad.
UNA LUCHA ¿POSITIVA?
Una de las primeras luchas que se encuentran activas en el momento actual es el respeto hacia la privacidad de los usuarios. Grandes plataformas, como las redes sociales más famosas, abogan por ampliar cada vez más este derecho. La privacidad es un derecho de todos, pero no es una premisa que permita por tanto la comisión de un delito amparándose en ello. Uno de los principales fenómenos sociales que ha reivindicado y protegido este derecho en las redes y fuera de ellas es el hacktivismo.
En un principio, esto puede parecer una lucha positiva y de sustancial mejora para todos los usuarios. Pero ¿Qué pasa cuando no se utiliza para los fines que estaba inicialmente pensado?
La privacidad y el anonimato ha sido algo que se ha ido inculcando a todas las personas que utilizan la red, pero no todos los usuarios la utilizan con el mismo cometido. Actualmente todas las personas que hacemos uso de la red tenemos muy claro que debemos mantener un buen nivel de privacidad y de exposición digital. Es algo que tenemos internalizado y que hemos aprendido a lo largo de nuestra práctica.
LOS CRIMINALES TAMBIÉN SE MUEVEN POR LA RED…
Sin embargo, hay que ser conscientes de que los delincuentes también utilizan internet y cada día de forma mas activa. El anonimato de la red y la escasa vigilancia que encontramos en ella la hace un caldo de cultivo perfecto para que surja la oportunidad que necesita el delincuente. Así podrá llevar a cabo sus maliciosas intenciones.
En la esfera del ciberespacio es fácil adoptar una identidad falsa o simplemente carecer de ella, la creación de perfiles falsos, con un nombre distinto al original, incluso con fotografías. Estas, a pesar de parecer del todo realistas, están elaboradas por software gráficos e inteligencias artificiales. Uno puede publicar mensajes anónimos en foros, crear cuentas de correo con datos falsos, o hacerse pasar por una persona distinta en cualquier plataforma de comunicación. Es posible comprar tarjetas con teléfonos virtuales que duren desde unos pocos minutos hasta varios días. También es frecuente el uso de herramientas para falsear nuestra localización. Con todo este tipo de herramientas, el anonimato o la falsa identidad, está al alcance de cualquiera.
El problema es que esta característica puede ser la puerta a conductas antisociales, delictivas y tremendamente difíciles de investigar. Si las personas permanecen en el anonimato, por definición, no pueden ser identificados.
Esto dotará de complejidad a una investigación policial en materia de averiguación del presunto culpable de un hecho delictivo que se cometa en el ciberespacio. Al realizar los trámites necesarios para investigar y esclarecer estos delitos, la tarea se vuelve particularmente complicada, ya que requiere de técnicos y expertos en la materia que sepan cómo funcionan los delincuentes. De hecho, a veces incluso es imposible.
El uso de las conocidas “VPN” (Virtual Private Network), donde el tráfico que se genera al navegar por internet es cifrado, fue creado originalmente para dificultar el robo de información. Sin embargo actualmente es un impedimento que dificulta la investigación de un delito. El uso de navegadores específicos (como TOR y Ópera), que llevan incorporados sus propios sistemas de anonimización, ayudan a los criminales a crear un perfil irrastreable que los mantendrá protegidos.
Cada día observamos que los medios técnicos utilizados por los delincuentes son mas sofisticados. Esto resulta en una mayor dificultad para que sean identificados. A menudo muchos de ellos salen impunes, esto se traduce en que las conductas delictivas continúen cometiéndose. El lucro de estas actividades suele ser muy alto y el riesgo de ser descubiertos y juzgados, bajo.
CONCLUSIONES
Los delitos que pueden ser cometidos en el ámbito digital son cada día mas variados y de distinta índole. Estos comprenden desde la estafa tradicional llevada al formato digital, la piratería, el acoso y los diversos ataques informáticos a infraestructuras ajenas.
Todos ellos tienen un atributo común: el uso del anonimato.
Además de los medios que hemos mencionado anteriormente, también existen medios técnicos de mayor complejidad que blindan (aún más) a la persona ante un posible descubrimiento.
Por lo tanto, como respuesta ante la pregunta inicialmente planteada “¿Qué pasa cuando no se utiliza para los fines que estaba inicialmente pensado?” podemos concluir que crea un caldo cultivo para que las conductas criminales y antisociales se desarrollen de una forma protegida. Estas otorgan al delincuente de una sensación de seguridad y protección que a su vez complica las posibles investigaciones policiales que puedan surgir alrededor del hecho. Por lo tanto, lo que a priori parecía una lucha positiva y una variable a favor del usuario, ha resultado convertirse también en uno de los mayores peligros que entraña la red.
Ainoa Guillén González
Ciberintelligence Collector en Tarlogic Security