¿Qué hay en la mente de los jóvenes radicalizados de Europa? Hallazgos actuales y mitos

Autor: Jesús Cervera

RESUMEN

    En el siguiente artículo se detalla qué aspectos psicológicos podrían intervenir en el fenómeno de la radicalización terrorista en los jóvenes, con especial enfoque en el ámbito europeo. Además, se plantean las limitaciones de establecer un perfil psicológico y la existencia de diversos mitos muy extendidos entre la población fomentados por los medios de comunicación, siendo conveniente que sean matizados.

Palabras clave: radicalización, yihadismo, criminología, jóvenes, psicopatología, indicadores.

Contexto

     El terrorismo yihadista ha evolucionado y cambiado a lo largo de los años, copando las principales preocupaciones de los ciudadanos europeos, por considerarse muy difícil de predecir en tiempo y forma. El perfil de los autores sigue siendo estudiado hoy en día para entender la complejidad del problema y establecer medidas preventivas, siendo este un aspecto muy complicado ya que contamos con poca información directa y muchas veces sesgada.

  Existe una amplia literatura y estudios que analizan de manera muy extensa y acertada este fenómeno: a nivel sociopolítico, cultural o de seguridad. No obstante, en este caso se va a sintetizar y presentar las características y procesos psicológicos que inciden en mayor medida en la radicalización. Cabe destacar que se trata de un fenómeno minoritario, aunque cause gran estupor entre nosotros. La mayoría de personas que se encuentran alineadas con actitudes radicales no “pasan a la acción”, es decir no participan en actos terroristas. Sin embargo, tal y como apuntan numerosos expertos, es un problema con pocos visos de solucionarse a corto plazo.

PERFIL DE LOS AUTORES

   Durante los últimos años, se ha observado que muchos de los autores de actos terroristas habían nacido en el país donde cometieron los atentados. Aunque algunos de ellos ya habían mostrado problemas de integración o conducta, otros tantos no habían levantado sospecha de dicha radicalización y ni mucho menos estaban mal integrados en la comunidad. En palabras de Jordi Moreras, antropólogo de la Universitat Rovira i Virgili (en referencia al atentado de Barcelona ocurrido el 17 de agosto de 2017 y los hechos posteriores en Cambrils y Alcanar):

Se trataba de jóvenes aparentemente bien integrados, no inmersos en conductas disruptivas, ni de delincuencia o drogas.

   Sin embargo, no todas las voces van en la misma línea. En muchos medios se ha hecho referencia a informes psicológicos de cuerpos policiales enfocados en la lucha antiterrorista, donde se afirma que estas personas sufren graves problemas de salud mental. Este tipo de información es de difícil acceso, los profesionales y expertos en el tema encuentran limitaciones para formar un marco teórico aceptable. La mayoría de las veces son las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado los que únicamente pueden tratar directamente el fenómeno

Algunos datos

  En la siguiente infografía, podemos observar de manera gráfica otros resultados en cuanto al perfil. Más concretamente, exponen los factores psicosociales de los terroristas que actuaron en Europa y Norteamérica en los últimos años (2014-2020).

jóvenes radicalizados
Program on Extremism – The George Washington University

   Es necesario señalar que, a pesar de que han habido muchos atentados denominados yihadistas y reivindicados por el DAESH, a posteriori no ha existido constancia de tal hecho. En ocasiones, han sido personas con problemas previos, aunque sin mostrar signos de radicalización. El mero hecho de proferir el grito de “Alá es grande” mientras ejecuta su acción no significa que haya sufrido un proceso de radicalización. Estudiando la biografía de estas personas, se comprueba que no han estado vinculados con la religión

   Como señala el criminólogo Vicente Garrido, es conveniente diferenciarlo e incluso los denomina “pseudoyihadistas”. El extremismo religioso es un vehículo o una excusa más que un factor determinante.

Breves apuntes sobre el proceso de radicalización

   A nivel teórico se han desarrollado numerosas teorías que pretenden explicar este fenómeno: a nivel individual, analizando los vectores, oportunidades, contactos con redes de reclutamiento, factores culturales, etc. Está muy extendida la idea de tratar tratar la dinámica de radicalización como un proceso.

  Cabe señalar el modelo de pirámide (McCauley y Moskalenko, 2008) o la escalera de Moghaddam (Moghaddam, 2005). Estos hacen referencia a la existencia de etapas o fases críticas (no lineales), donde existe una serie de presiones internas y externas y una toma de decisiones. Se trata de explicar el proceso por el que pasa una persona y por qué algunas de ellas llegan a cometer los actos terroristas y otras no, quedándose en activistas o seguidores. Este proceso puede ocurrir en diferentes edades, aunque es más efectiva en adolescentes, quienes poseen características que los hacen especialmente vulnerables a elloEn este enlace se pueden ver ejemplos gráficos de estos modelos

Otro punto clave a destacar es la utilización de medios propagandísticos y la proliferación de estos a través de internet y redes sociales. Sobre todo, es clave el contacto con un agente de radicalización, ya sea online o en el medio en el que se encuentra la persona. Gracias a un estudio con detenidos por actividades relacionadas con terrorismo, se comprobó que en el 86,9% de los casos existió esta figura (Reinares, García-Calvo y Vicente, 2017). Por lo tanto, ante la existencia de un agente de radicalización y factores sociales propicios, ¿Qué papel juegan los aspectos psicológicos individuales?

ASPECTOS PSICOLÓGICOS INDIVIDUALES

  Solemos pensar que actos tan atroces son solo posibles si existen problemas mentales que les hagan perder el contacto con la realidad o que les impidan controlar sus impulsos. No obstante, esta creencia parece haberse desmentido en los últimos años (Taylor, 2015; Gill y Corner, 2017; Piccinni, y Marazziti,2018). Ciertas patologías pueden considerarse variables propicias para la radicalización, las cuales per se, no conllevan inequívocamente a la violencia.

  Los últimos modelos explicativos apuestan por un enfoque interaccionista, poniendo el foco en cómo se relacionan los factores individuales y grupales. A continuación, se va a detallar por qué es tan complicado y arriesgado hablar de un perfil psicológico en el caso de los jóvenes terroristas.

  • Una de las primeras etiquetas en aparecer en los medios de comunicación es la psicopatía. En muchas ocasiones podemos ver rasgos psicopáticos en los autores de estos atentados: falta de empatía, manipulación, narcisismo o falta de arrepentimiento. Sin embargo, esto no quiere decir que son psicópatas, sino que el proceso de radicalización “tiende a psicopatizar a la persona que finalmente cometerá la acción (Perlado, 2015). Aún no existe suficiente evidencia para relacionar psicopatía con terrorismo.
  • En cuanto a sufrir otros trastornos, los estudios (aunque con limitaciones), han demostrado que no se cumplirían la mayoría de los criterios clínicos. Se pueden identificar como mucho, algunos rasgos de personalidad, no obteniéndose aún un perfil claro y homogéneo.
HALLAZGOS

Centrándonos en la literatura existente, se han encontrado investigaciones que convergen en muchos aspectos. Por ejemplo, el criminólogo Jesús Sánchez Gómez señala cuatro factores psicológicos (Sánchez Gómez, 2018) :

-egocentrismo

-inestabilidad emocional

-agresividad

-la indiferencia afectiva

Otros estudios (Moyano y Trujillo, 2013) señalan:

escasa empatía con las víctimas

-desinhibición a la violencia

-pensamientos utópicos

-percepción polarizada de la realidad social

-extremismo ideológico 

Si nos ceñimos al nivel cognitivo, observamos que tienden a culpabilizar a las víctimas y deshumanizarlas así como poseer justificaciones a nivel moral.

INTERACCIÓN CON EL MEDIO

  Durante el proceso de radicalización, se pueden observar procesos psicológicos que indican una progresión preocupante: identidad grupal, junto con obediencia y desinvidualización (asunción de normas y valores del grupo, así como el anonimato y la protección que ofrece el colectivo. Puede llegar a desinhibir la conducta y provocar acciones que de otra forma sería incapaz de realizar). De nuevo, las características propias de la adolescencia hacen más propicio la aparición de estos procesos 

   En investigaciones con jóvenes y con la presencia de un agente de radicalización, se confirma la manipulación y abuso psicológicos. Es decir, existe una manipulación psicológica evidente, con dinámicas intencionales, favoreciendo actitudes de violencia extrema (Webber y Kruglanski, 2016; Moyano y Trujillo, 2018). En otras palabras, podemos afirmar que este proceso tiene un funcionamiento similar al de una secta. Consecuentemente, la narrativa juega un papel fundamental y es uno de los frentes donde suelen enfocarse los programas preventivos (Cañete, 2019).

CONCLUSIONES

   Apoyándonos en las últimas investigaciones y en la literatura sobre este tema, podemos concluir que existen determinados factores psicológicos que están relacionados y que intervienen en el proceso de radicalización. Sin embargo, por sí solos no explican el fenómeno, el cual debe ser abordado por una visión integradora y no focalizar exclusivamente a la persona. Además, los estudios acerca de los factores psicosociales en relación con el terrorismo tienen ciertas limitaciones (tamaño de la muestra, control de otras variables, imposibilidad de usar instrumentos estandarizados, etc).

  Por otro lado, sí se ha demostrado que ciertas variables aparecen en fases intermedias de la radicalización, como puede ser la desindividualización, manipulación o percepción polarizada de la realidad. Incluso se han encontrado correlaciones a nivel neuropsicológico (Hamid & Pretus, 2019). Se han obtenido midiendo la actividad cerebral en sujetos investigados o dispuestos a actuar por la causa terrorista. En este caso, se produce una menor activación de un área específica del cerebro focalizada en la toma de decisiones y razonamiento (Corteza prefrontal dorsolateral). En otras palabras, cuando están preparados para matar y morir por una idea, no se activan los mecanismos de control involucrados en el razonamiento y la argumentación.

 

   En conclusión, es arriesgado hablar de un perfil claro de joven terrorista o radicalizado. Existen ciertos rasgos psicológicos relacionados con la radicalización y el terrorismo, pero por sí solos no pueden predecir la gravedad del proceso. Tampoco podemos servirnos únicamente de factores sociales, por lo que la visión integradora es la propuesta más eficaz.  

Es más productivo cambiar de una perspectiva centrada en el establecimiento de perfiles (“quiénes son”), a otra que se centre en los procesos psicosociales que llevan a la radicalización y el terrorismo (“cómo llegaron a ser así”)  Moyano, 2017.

Jesús Cervera– Criminólogo y Psicólogo

Referencias

-Álvarez, F. (2018). Yihadismo para llevar: procesos de radicalización en Occidente. bie3: Boletín IEEE, (9), 688-707.

-Celi, S. (2016). Perfil psicológico de una yihadista. Radio Francia Internacional.

-EFE. (2018). Yihadista en España: egocéntrico, con trastornos neuróticos y falta de apego. La Vanguardia. Recuperado el 16 de noviembre de 2020 de: https://www.lavanguardia.com/vida/20180527/443877279634/yihadista-en-espana-egocentrico-con-trastornos-neuroticos-y-falta-de-apego.html

-Garrido Genovés, V. (2018). Asesinos múltiples y otros depredadores sociales: Las respuestas a la gran paradoja del mal. Ariel.

-Gill, P., & Corner, E. (2017). There and back again: The study of mental disorder and terrorist involvement. American Psychologist, 72(3), 231.

-Hamid, N., Pretus, C., Atran, S., Crockett, M. J., Ginges, J., Sheikh, H., … & Vilarroya, O. (2019). Neuroimaging ‘will to fight’ for sacred values: an empirical case study with supporters of an Al Qaeda associate. Royal Society open science, 6(6), 181585

-Trujillo, H. M., Alonso, F., Cuevas, J. M. & Moyano, M. (2018). Evidencias empíricas de manipulación y abuso psicológico en el proceso de adoctrinamiento y radicalización yihadista inducida. https://journals.openedition.org/revestudsoc/28281

-Jordán, J. (2009). Procesos de radicalización yihadista en España. Análisis sociopolítico en tres niveles. Revista de psicología social, 24(2), 197-216.

-Moghaddam, F. M. (2005). The staircase to terrorism: A psychological exploration. American psychologist, 60(2), 161.

-Moyano Pacheco, M. (2011). Factores psicosociales contribuyentes a la radicalización islamista de jóvenes en España. Construcción de un instrumento de evaluación. Universidad de Granada.

-Moyano Pacheco, M.; Trujillo, H. M. (2013). Radicalización islamista y terrorismo: claves psicosociales. Editorial Universidad de Granada.

-Perlado, M. (2017a). La Psicología abre una puerta a explicar el yihadismo. Redacción Médica. Recuperado el 15 de noviembre de 2020.  https://www.redaccionmedica.com/secciones/sanidad-hoy/los-yihadistas-no-son-psicopatas-pero-desconectan-sus-emociones-9209

-Piccinni, A., Marazziti, D., & Veltri, A. (2018). Psychopathology of terrorists. CNS spectrums, 23(2), 141-144.

-Reinares, F., García-Calvo, C. & Vicente, Á. (2017). Dos factores que explican la radicalización yihadista en España. ARI, 62, 2017.

-Sánchez Gómez, J. (2018). La construcción de un perfil radical yihadista. Tirant lo Blanch